lunes, 30 de octubre de 2017

No me lo creo ni yo 1: Bloguero Estupendérrimo

(*Ahora mismo mi vida no me gusta un pelo. Entraría en el detalle, pero tampoco tiene mayor interés, así que pa' qué. El caso es que, en vez de darle vueltas al coco, lo que quiero es huir y evadirme. Y como las palabras son lo único que puedo controlar mínimamente, he decidido inventarme mi vida. Borrar lo que pasó y escribir lo que debería haber pasado (según yo, claro). Como hay taaaaaaaaaaaantas cosas que tendrían que haber sido distintas, me temo que esto va a ser una serie de entradas. Las voy a llamar No me lo creo ni yo. Y esta es la primera: el bloguero estupendérrimo. El principio de la historia es real. El final... debería haberlo sido. Vamos allá)

En un lugar de la blogoesfera de cuyo nombre no quiero acordarme, ha mucho tiempo yo leía a un bloguero estupendérrimo bastante famosillo que escribía requetebien. Por entonces él tenía millones de comentarios en cada entrada pidiéndole matrimonio y cosas así, así que yo solía mantenerme al margen y no decir esta boca es mía, porque entre tanto bullullu iba a pasar desapercibida igualmente y nunca me han gustado Los Juegos del Hambre comentariles-emocionales. Por eso yo chitón.

El caso es que un día la entrada era especialmente graciosa, se me ocurrió una tontada de las mías y la comenté, sin esperanza ninguna de que el autor llegara siquiera a leer aquello. Contra todo pronóstico Bloguero Estupendérrimo leyó mi comentario y me contestó, cosa que no solía hacer dado el enorme volumen de comentarios por aquellos lares. ¡OH, MY GOD!

Ya no recuerdo exactamente de qué iba el tema. Era una historia de la infancia de él de la que yo adiviné el final o algo así. Por eso me preguntó:

-¿Cómo sabe como termina mi relato? ¿Trabaja usted para la CIA?

La verdad era que yo, queriendo hacer una broma, había acertado el final por PURA CASUALIDAD. Pero su pregunta me divirtió y quise seguir haciendo la gracia contestando en plan espía.

-Podría decírselo, pero luego tendría que matarle.

Pensé que el tema se había acabado allí, pero dos días después...

Mensaje en el correo de mi blog.

De: Bloguero Estupendérrimo
Para: SpeedyGirl
Asunto: Confiese
Cuerpo del mensaje:
Ah, por cierto, Speedy... Muy buen blog

((¿Un correo de Bloguero Estupendérrimo? ¿¿¿Para mi??? ¿¿¿De verdad???  ¿Y dice mis tres palabras favoritas en el mundo "muy buen blog"? ¿¿¿¡¡¡SE HA LEIDO MI BLOG!!!??? ¡¡¿¿¿DE VERDAD???!!! StatCounter, ¿lo confirmas?))

Statcounter lo confirmaba. Tropecientas visitas a entradas antiguas procedentes del blog de Bloguero Estupendérrimo.



Contesto al correo.
¡Me contesta!
 Contesto.
¡¡ Me contesta!!
Contesto
Me contesta... ¡¡¡así!!!

De: Bloguero Estupendérrimo
Para: SpeedyGirl
Asunto: Fiesta del blog
Cuerpo del mensaje:
Pues ya que estudió usted en Capilandia podría decidirse a hacer una visita a sus amigas de aquí la semana que viene. Y ya de paso aprovecha para pasarse por la fiesta del blog, que CASUALMENTE es juuusto esa semana. Nada especial, blogueros y lectores tomándose unas copas en un bar.

Lo de la fiesta no era una invención repentina, ya lo había leído en twitter varias semanas antes. Era un evento de estos en plan reunión de los que se organizaban cuando la blogoesfera estaba más activa. Allí habría la tira de blogueros, lectores y comentaristas que me apetecía conocer. Me moría por ir, pero... ¿salir del anonimato? ¿Yo? No paraban de venirme a la mente fogonazos de mis entradas antigua con cosas que NO deberías decir si quieres ligar con alguien. O caerle bien a alguien. O hablar con alguien por primera vez sin que quiera internarte en un manicomio. ¡¡PUFFFFFFF!!

((Bueno, mira, yo voy. Habrá mogollón de peña y como seguro que es la versión en 3D de los Juegos del Hambre que hay organizados en lo comentarios de su blog, nadie se fijará en mí. Y ya si eso si veo el panorama bien, me identifico. O no... ya veré.))

Y como diría Mecano, allí me colé y en su fiesta me planté (en modo espía). El fallo de mi plan de incógnito fue confiarme y charlar animadamente con los primeros blogueros majetes que vi, porque en cuanto me echo dos risas se me suelta la lengua y me pongo a decir lerdeces. Absurdeces tan absurdas que son inconfundibles. Como tengas pillada la frecuencia en la que emito mis memeces, me detectas fijo. Así que el radar de Bloguero Estupendérrimo no tardó ni media hora en localizarme.

-Pensé que vendría usted vestida con las mallas verdes de su supertraje.
-((Oh, no, ¡ya me ha pillado! ¡Tan pronto! A lo mejor puedo hacerme la longuis y hacerle creer que se ha equivocado de persona. Aunque bueno, creo que hace dos minutos se me ha escapado una frase con la palabra speedysobris, ya es tarde para disimular nada. Trata de contestar algo inteligente, anda...)) Ya, bueno... este es el uniforme de gala. ((Bueno, no es el comentario más inteligente del mundo, pero podría haber sido peor))


Continuará...

viernes, 27 de octubre de 2017

Perracos en segundo plano

El otro día decían en twitter lo que podría ser uno de los mejores resúmenes de mi vida que se han hecho jamás.


Porque es así. Me veo en la obligación de admitir que no puede ser SIEMPRE casualidad. Que si determinadas cosas pasan una y otra vez será por algo. Porque hago determinadas cosas, porque no las hago o por lo que sea, pero si estoy yo siempre metida en el bullullu de turno algo tendré que ver. Eso fijo.

Ahora, también os digo que la cantidad y calidad de cabr*nes de todo pelaje con los que me está tocando cruzarme no se la salta un gitano. Y por eso sigo diciendo, como en los inicios de este blog, que la Teoría del Reparto Equitativo de Gilip***** sigue sin cumplirse del todo...

Ale, bombonazos, a pasar buen finde. Ya escribo el lunes....

lunes, 23 de octubre de 2017

Como decíamos ayer...

Para los que empezabais a dudarlo: No, no estoy muerta. Y de parranda... bueno, de parranda tampoco he estado mucho, la verdad, para qué os voy a engañar. Diversos factores me han mantenido alejada del teclado, uno de los cuales es que la actualidad y el día a día en general a veces dan un asco que lo flipas. Pero vamos, que no me voy a ir ahora pa' lo hondo dando explicaciones, porque pa' qué.

El caso es que voy a intentar, DE NUEVO, retomar el ritmo actualizatorio de este mi pobre y descuidadísimo blog y como este lunes del averno me ha pillado por sorpresa y ya no me da tiempo a escribir nada, voy a rescatar un párrafo del libro que me acabo de terminar y que viene que ni pintado en la situación política con la que nos están dando la turra desde ni se sabe. Los unos porque tienen más cara que espalda, los otros porque les llevan engañando toda la vida y los de más allá porque no saben como solucionar el pifostio que se ha organizado por su cortedad de miras. Me reservo mi opinión, porque pa'qué. Sólo diré lo que dice Amos Oz en Contra el Fanatismo y que se puede aplicar a cualquier bando en cualquier conflicto de cualquier clase:

"En mi mundo, llegar a un acuerdo, a un compromiso, es sinónimo de vida. Y donde hay vida hay compromisos establecidos. Lo contrario de comprometerse a llegar a un acuerdo no es integridad, lo contrario de comprometerse a llegar a un acuerdo no es idealismo, lo contrario de comprometerse a llegar a un acuerdo no es determinación. Lo contrario de comprometerse a llegar a un acuerdo es fanatismo y muerte. (...) Y cuando digo acuerdo no quiero decir capitulación, no quiero decir poner la otra mejilla al rival, o a un enemigo o a una esposa, quiero decir tratar de encontrarse con el otro en algún punto a mitad de camino. Y no hay acuerdos felices. Un acuerdo feliz es una contradicción. Un oxímoron".

Pues eso, señores, que ya nos iremos leyendo de aquí en adelante.

Espero....