lunes, 25 de agosto de 2014

Fe en los pies de gato

Bueno, pues ya he descubierto otro deporte del que no voy a ser campeona olímpica.

                                                                                          (La que sale en la foto no soy yo, pero vamos, 
                                                                                           para hacernos una idea nos sirve)

La fotografía no es mía porque de mi estreno en la escalada no me han quedado pruebas gráficas (si exceptuamos los millones de moratones y rasguños que cubrían cada centímetro de mi cuerpo, claro.) Y tengo que deciros que escalar es duro, exigente, técnicamente complicado... y MOLA!! ¡¡Un montón!! ¿Por qué no me extrañará que me haya enganchado a esto a las primeras de cambio? Si es que no tengo remedio...

En fin, como ya os podéis imaginar, si me caí al agua, a los rápidos de un río, al fondo del mar y del caballo, una montaña no iba a ser menos. Así que sí, efectivamente, mi estreno escalador se resume más o menos en esto: pongo un pie, me resbalo, pongo otro, me resbalo, intento alcanzar con la mano un saliente, no llego ni de coña, me abrazo a una piedra en plan desesperación a ver si consigo estabilizarme y mantengo sesudos debates, a 15 metros de altura, tal que así:

(Los de abajo).- ¡¡Pon el pie donde tienes la mano!!
Speedy.- A veeeeeeer, que no soy ElasticGirl, soy SpeedyGirl, S-P-E-E-D-Y-G-I-R-L, ¿como se supone que voy a conseguir subir la pierna por encima de mi cabeza?
-¡¡¡No apoyes el talón!!!
-Ya...
-¡¡Que no apoyes el talón!!
-Oye, mira, sin ánimo de ofender, respeto tu sabiduría y esa seguro que es una precisión técnica acertada, pero estoy a 15 metros de altura y solo tengo dos centímetros de mi cuerpo sujetos a una superficie firme. Apoyaré lo que tenga que apoyar.

Y es que si hay una verdad innegable en esto de la escalada es que todo se ve más claro desde abajo, como los toros se ven mejor desde la barrera. Estás sentada allí en el suelo, mirando hacia arriba y divisas mil salientes y recovecos de los que servirte para trepar hasta la cima. Luego llega el momento de subir, te toca encontrarlos en la roca y todo eso desaparece como por arte de magia, oye, la pared se vuelve lisa como la seda. Y claro, así no hay manera de llegar a la cima. Ni a ninguna parte.

(Después del septuagésimo resbalón...)

-¿¿¿¡¡¡Pero qué haces!!!??? ¿Por qué pones siempre el pie en malos apoyos?
-Pues chico, porque no hago más que buscar, todos me parecen iguales y a algún sitio tendré que agarrarme para seguir subiendo y llegar arriba antes de que mis nietos vayan a la universidad. Así que al final digo, ¡ala! ¡a lo loco! ¡donde sea! 
-Ya, pero es que los pies de gatos no son milagrosos ni consiguen que trepes por la pared como Spiderman...
-Mis moratones y yo ya nos hemos dado cuenta de eso, ya...

Pero bueno, qué remedio, ¿no? La escalada, como la vida, va de eso, de seguir adelante por muy dura que se vuelva la subida. De agarrarse donde haga falta y de poner los pies donde sea con tal de lograr trepar. De intentarlo una y otra vez aunque no se vean claros los pasos siguientes. De prepararse al máximo y conseguir el equipo, las cuerdas y un calzado adecuado que te faciliten la escarpada. Y cuando hayas hecho todo esto no queda otra que echarle un par y confiar en que los pies de gato te agarrarán a la roca y no te dejarán caer.

4 comentarios:

  1. Hay que ver cómo sois los aventureros, siempre buscando retos... ¿que el hombre no está pensado para desplazarse por el agua?, pues vas a un río... ¿que ves un bicho enorme que te puede derribar con facilidad?, pues te subes encima... ¿que ves un precipicio?, pues te pones a escalarlo... la madre naturaleza debe estar desconcertada ;P

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  2. La verdad es que esto de la escalada no lo probé nunca, pero tiene pinta de divertido. Aunque también debe ser bastante agotador.

    Pero dinos la verdad: ¿te estás preparando por si tienes que escaparte de una carcel? (Primero treparías por el muro, luego te alejarías de allí a caballo y finalmente llegarías a alguna isla con tu tabla de surf) ;D

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  3. Ayyy con lo incómodos que son los pies de gato...me duelen los deditos sólo de pensar en ellos.

    Bueno, ya somos dos ineptas para ese deporte de riesgo.


    PD: nunca montes en quad por las montañas asturianas, caerías por un barranco. Ahórratelo. Nosotros casi lo hicimos y no lo contamos.

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  4. Doctora, para desconcertada yo, no la madre naturaleza, jajaja

    Tarambana, podría contarte lo de la fuga de la cárcel, pero luego tendría que matarte jajajaja

    Misa, lo del quad va ser mucho cartucho para mi jajajaja

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¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.