sábado, 31 de agosto de 2013

Casi como si hubieras estado

Lo malo de que no estés aquí es que no estás aquí, claro. Y no te voy a engañar... eso es una caca de la vaca Paca, la verdad. Lo bueno (porque en eso estamos ahora, ¿no? en sacarle el lado positivo a lo que sea) es que no me queda otra que usar la imaginación. Y la empleo tantísimo que estás a full. Estás mucho más de lo que seguramente podrías estar en vivo y en directo. Y eso mola.

-Has estado conmigo en la playa (¿cuántas posibilidades había de que vinieras de otra manera? Una entre un millón) y te he ganado jugando a las palas (de eso las probabilidades eran de una entre un Billón)

-Has jugado al pilla pilla, al escondite y a saltar olas con los Speedysobris hasta conseguir lo imposible: que cayeran rendidos.

-Hemos ido al karaoke. Y SÍ, has subido a cantar. Porque en mis imaginaciones mando yo. Y porque las apuestas se pagan.

-Has arreglado la hamaca del jardín, la que siempre suele estar descolocada, y las has declarado oficialmente tu territorio siestero exclusivo. Cada tarde ha habido incursiones hostiles de alguien de la Speedyfamily tratando de reconquistar terreno, pero has conseguido rechazar con éxito todos los ataques.

-Has sido el cocinero oficial de la barbacoa que hice con mis amigos por mi cumple y ahora la Real Academia de la Lengua está estudiando añadir al diccionario un término nuevo. Uno que sirva para calificar toooooooodo lo quemadas que acabaron el 99% de las chuletas ese día. Y es que aún no hay una palabra para expresar ese nivel de desastre.

-Hemos estudiado alemán. Bueno... yo he tratado de hacer los ejercicios y tú te has dedicado a  despistarme todo lo que has podido. Pero luego has aguantado estoicamente mis ensayos de monólogo sobre comprar en Internet, o qué medio de transporte prefiero o mis aficiones. Y después de 3 minutos de chapa en un idioma del que no tienes ni papa, has contestado cada vez que "suena estupendamente". Y me has ayudado a repasar vocabulario preguntando cosas básicas del tipo "¿cómo se dice primavera? ¿o quiosco? ¿o helado?  ¿o garaje? ¿o tergiversar?"  ¿¿¿¿¿¿Tergiversar????? ¿Cómo voy a saber yo cómo se dice eso en alemán?

-Has jugado y (CONTRA MI RECOMENDACIÓN) ganado a Speedydad al poker No sabes donde  te has metido, moreno. Ahora cada vez que mires sobre tu hombro encontrarás un superhéroe inasequible al desaliento pidiéndote la revancha.

Ha sido un verano guay. Casi como si hubieras estado aquí. Casi.

martes, 27 de agosto de 2013

Tácticas infalibles para catear un examen de alemán

-Planear empezar a estudiar el 1 de julio y al final ponerte el 15 de agosto

-Hasta ese día, olvidarte completamente de que lo que tienes pendiente y cuando te preguntan contestar: ¿Alemán? Noooo, yo no estudio alemán. ¿Qué año es? ¿En qué país estamos? ¿Speedy? No. Yo no conozco a ninguna Speedy.

-Vivir continuamente inmersa en el caos total de una convención de Speedysobris permanente.

-Pasarte el 80% del día atando cordones, o cortándole a alguien el filete de carne en trocitos pequeños o vigilando que no se ha puesto la camiseta del revés o haciendo carreras de farola a farola.

-Ir a la playa antes de estudiar alemán. Ir a la piscina antes de estudiar alemán. Salir de cañas antes de estudiar alemán. Acabar el libro que tienes a medias antes que estudiar alemán. Ira comprar el periódico antes de estudiar alemán. Fregar los platos antes de estudiar alemán. Quitar el polvo antes de estudiar alemán.

-Pensar en quien no tienes que pensar en lugar de estudiar alemán.

-Engancharte a una serie malísima de hace mil años y tragarte un capítulo antes de estudiar alemán.

And so on...

jueves, 22 de agosto de 2013

Groucho tuitero

Desde que el tema se ha puesto tan increíblemente cuesta arriba y ver los informativos da más ganas de cortarse las venas que nunca, yo me DESinformo principalmente a través de twitter. Más que nada porque datos reales y objetivos, desgraciadamente, no dan en ningún medio de comunicación y leyendo tweets por lo menos me río al enterarme de las malas noticias. Que, tal y como está el patio, es lo único que se puede hacer.

Pensando en eso, me he acordado de alguien que ha estado de actualidad estos días por el aniversario de su muerte y que habría sido el tuitero más gracioso del mundo si ese invento del demonio hubiera existido en sus tiempos. Cuando me entero de alguna de las muchas cosas surrealistas total que ocurren en el panorama político español cada dos por tres siempre me pregunto: ¿Qué habría dicho el gran Groucho? Quizá algo de esto:

-Cuando  la Cospe aclaró tan bien lo de la indemnización en diferido de su extesorero favorito, él habría contraatacado con argumentos también sencillos como "la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte". Y si ella hubiera insistido en que estaba todo clarísimo, él habría contestado "claro que lo entiendo. Incluso un niño de cinco años podría entenderlo. ¡Que me traigan un niño de cinco años!"

-Ante las soluciones milagrosas contra la crisis que ha propuesto más de un iluminado, como las duchas frías o las bombillas puede que hubiera soltado una sentencia de las suyas tipo "es mejor estar callado y parecer tonto, que hablar y despejar las dudas definitivamente". Y después les habría revelado el secreto para evitar agobios y problemas económicos: "la felicidad está hecha de pequeñas cosas: Un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna".

-También tendría la respuesta perfecta para esas aclaraciones tan clarísimamente claras del presi, que dice que todo es falso salvo alguna cosa, a las que Groucho habría contestado algo a ese nivel de claridad como "no puedo decir que no estoy en desacuerdo contigo".

-Si tuviera que opinar sobre los que copan titulares y portadas cada día por sobres, contabilidad B, ERES fraudulentos y cuentas en Suiza, seguramente diría que "sólo hay una forma de saber si un hombre es honesto: preguntárselo. Y si responde sí, entonces sabes que está corrupto". Y cuando el político de turno hubiera insistido una y otra vez en su inocencia él le habría regalado otro argumento para su defensa: "A quién va usted a creer, ¿a mí o a sus propios ojos?

-Si un partido político le hubiera querido fichar les habría saludado con un "disculpen si les llamo caballeros, pero es que no les conozco muy bien" y seguidamente les habría asegurado que "nunca pertenecería a un club que admitiera como socio a alguien como yo". Aunque bueno, luego les habría aclarado que "estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros".
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-Y por supuesto los que taaaaaaaan bien nos gobiernan y los que taaaaaaan estupendamente hacen oposición le deben a Groucho su frase favorita, la que repiten a todas horas: "Todavía no sé qué me vas a preguntar, pero me opongo".

Así que, visto como está el tema, a mi sólo me queda decir lo que diría este genio del humor: "Todo el mundo debe creer en algo y yo creo que voy a seguir bebiendo, discúlpenme".

Ale... por la sombra, bombones.

lunes, 19 de agosto de 2013

Lo que NO quiero

Creo que era Jean Cocteau el que decía que la juventud sabe lo que no quiere antes de saber lo que quiere. Pues chico, no sé a vosotros, pero yo ya voy teniendo mis añitos y a mi me está pasando al revés. De pipiola todo me parecía estupendo. Veía a mi alrededor relaciones, trayectorias laborales o parejas y muchas de ellas me parecían estupendísimas para mi vida, pensaba que estaría bien tener algo parecido, que me podrían valer. Ahora la mayoría no pasan el corte.

Será la experiencia. O que me he vuelto raruna. No sé. Pero el caso es que un alto porcentaje de los elementos de mi entorno ya no me convencen. Ahora pienso muy poco "¡quiero un novio como ese! y mucho "yo no saldría con alguien así ni de coña". Poquísimas veces me parece que alguien tiene un trabajo genial al que me gustaría dedicarme y, sin embargo, casi siempre detecto enseguida los puntos negativos que no compensan a los positivos en esa maravilla laboral. Prácticamente nunca me creo las historietas de esos felicianos de la vida que aparentan vivir sin una problema ni medio. Porque lo que está claro es que aquí cada uno tenemos lo nuestro. Esto es así y es así.

Cada vez veo por ahí más gente que tiene amigos que yo no aceptaría, relaciones en las que no participaría y chantajes emocionales que no permitiría. No sé si estoy incluida en la juventud a la  que se refiere Cocteau en su frase, pero tengo claro lo que NO quiero. Y conforme pasan los años, cada vez más. Por suerte.

lunes, 12 de agosto de 2013

Horchata en las venas (reloaded)

Esto lo dije en su día, allá por el Pleistoceno superior, cuando empezaba con el blog y no me leía ni el tato. Un verano más, me toca enfrentarme a hordas de becarios nuevos y sigo pensando exactamente lo mismo. Así que insisto.

La mayoría de la gente cree que los superhéroes venimos de otro planeta, nos transformamos porque nos muerde un bicho radioactivo o somos el resultado de algún experimento. Y esto sólo es cierto a medias. Los superhéroes no sólo nacemos, también nos hacemos. Aprender a manejar poderes extraordinarios no es fácil y casi nadie lo hace solo, como aparece en las películas o en los comics. Para convertirse en un eficaz defensor de la justicia, hace falta esfuerzo, dedicación y bastante ayuda. El mejor truco es aprender de los experimentados porque en la lucha contra el mal, como en todo, más sabe el diablo por viejo, que por diablo.

No es que tengamos escuelas de Superhéroes como los X-Men (qué desilusión, ¿eh? Ya me imagino que más de uno pensaba pedirme una visita guiada por estos centros), pero sí que tenemos becarios que nos acompañan en las aventuras más sencillas. No los habéis visto porque cuando se libra una batalla, entre la adrenalina, la emoción y el riesgo de muerte, nadie se fija en los detalles. Pero los becarios están ahí, discretos, callados, absorbiendo conocimientos.

O al menos, antes era así. Las nuevas generaciones han cambiado mucho. A la mayoría no les interesa nada, ni tienen la más mínima ilusión. Parece que te acompañan por obligación. Que te dan ganas de decirles: "A ver, hijo mío, ser superhéroe no es fácil. No tienes horarios fijos, ni tiempo para ti, ni seguridad social ni pensión de jubilación cuando te retires. Te va a costar años hacerte un nombre y en cuanto te retires caerás en el olvido en menos de un segundo. Si este trabajo no te encanta, si no es tu vocación de verdad, déjalo ya y no pierdas años de juventud. Estudia oposiciones y hazte funcionario, que es lo mejor para llevar una vida tranquila".

Y que conste que yo entiendo que los comienzos son duros. Porque los becarios participan en la misión, pero luego no salen en la foto de portada del periódico y el público no les aplaude. Y además tienen que hacerse cargo de las tareas más tontas, para ir practicando. ¡Pero son sus primeras aventuras, deberían hacerles ilusión! "Vale, has bajado a un gato de un árbol con tu poder telepático, no es precisamente el colmo de la emoción. Pero ¿qué quieres? ¿Que tu primer encargo sea rescatar a Sara Carbonero? Pues para dejarla impresionada tendrás que ensayar antes con el gato, ¿no te parece? Que esta chica tiene mucho mundo."

Pero si hay algo que de verdad no comprendo es su falta de iniciativa. Vale, acabas de empezar, te queda todo por aprender, pero hombre, pónle ganas. Que se note que te esfuerzas. Si te pido que me ayudes cortando el paso al supervillano de turno por la derecha y te encuentras una valla, sáltala. O rodéala. O fúndela con los rayos que te salen por los ojos. Haz un túnel en el suelo, busca un atajo, pregúntame... no sé, sé creativo. Que no parezca que has pensado "Ups, una valla, como no puedo pasar voy a tumbarme al sol a ver si se me iguala el moreno, que el supertraje de verano me ha dejado marca".

"HAZ COSAS. Si no funcionan lo voy a entender y si metes la pata no me voy a enfadar. Todos la cagamos en las primeras... no sé, 1.200 misiones más o menos. Si yo te contara mi primera vez..." (Uhmmm, esto tengo que contarlo un día por aquí)

Es como si tuvieran horchata en las venas, no hay forma de ponerles las pilas. A este paso voy a tener que chivarles hasta lo más básico: "Venga, apúntate a todas las movidas que tengan que ver con fuegos, que seguro que está por allí Iceman y su becaria de este año está que cruje". Si es que hay que decírselo todo...

viernes, 9 de agosto de 2013

Los besos no se piden.

Los besos se dan. Se roban. Se plantan. Se tiran desde el andén de la estación para despedir a quien se va en el tren. Se usan para cubrir cada centímetro del cuerpo de otro. Puedes comerte a alguien con ellos. Los besos queman en los labios, sobre todo los que no se dan.

Pero los besos NO se piden. Si los tienes que pedir, no son besos de verdad.

Lo siento, pero no.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Remedio médicos infalibles

Menos prozac y menos mandangas. Si me pusieran a mí a hacer recetas se iban a acabar los problemas de la mitad de la Humanidad. De mi consulta, la gente saldría con indicaciones médicas profesionalísimas tal que así:

-Pégale un besazo a quien quieras.
Al típico que le tienes unas ganas que pa'qué, pero que no has podido atacar porque hay  alguna movida de esas inoportunas que lo complican: que es tu compañero de trabajo y si sale mal no quieres malos rollos en el curro, que es el cuelgue de tu amiga y ni te planteas infringir el código de los colegas, que es el típico guapérrimo con el que coincides siempre en el bus de camino a casa, pero al que, como no lo conoces de nada, te parece mal entrar así, a bocajarro, por si te toma por lo loca...
A todos esos, el día que te levantes con el pie izquierdo, les plantas un besazo. Y si la cosa no fluye como te gustaría y te preguntan de qué vas, les enseñas la receta, les dices que es por prescripción facultativa y sales toda digna de la habitación (o del bus). Y oye, que te quiten lo bailao, que peor que antes no te vas a quedar. Eso fijo.

-Cántale las verdades a tu jefe
Otra gran terapia que no se aplica lo suficiente. Y que la receta especifique que puedes montar un pollo brutal, de los de gritar como una loca y quedarte relajadísima al terminar. Y cuando te venga con represalias y amenazas de despido le enseñas el papelito de médico y le recuerdas que igual que la baja por enfermedad y por maternidad, eso también está recogido en el convenio y que si te echa le metes una demanda por despido improcedente que se caga la perra. Y aquí paz y después gloria.

-Estrella una vajilla entera contra el suelo
Lo que no me explico es cómo no hay ya en los hospitales una sala dedicada solo a esto. Al lado de la fisioterapia y los quirófanos, que pongan una igualmente necesaria en la que puedas liarte a romper cosas sin remordimientos. Y que si los platos se acaban que puedas coger, qué te digo yo, por ejemplo, un bate y destrozar una lavadora vieja o hacer añicos un cristal. Y salir de allí sin un estrés ni medio, claro.

-Apaga el móvil
Un día (o dos, o tres) de desconexión TO-TAL de esa máquina del infierno. Que puedas olvidarte por un día de ese amigo excesivamente dependiente que invade tu espacio o ese familiar que roza peligrosamente el chantaje emocional o de ese jefe que no entiende el concepto de "fin de mi jornada laboral". Que puedas poner de estado en el WhatsApp, y en Facebook y en Twitter y en toooooooooodo lo demás: "El médico me ha dado la baja tecnológica. Ya volveré". Y que sea una verdad como un templo.

Por ahora se me ocurren estas, pero admito sugerencias. Si tenéis alguna, hacédmela llegar antes de final de semana, que el viernes voy a mandar la carta al Ministerio de Sanidad, que justo ahora que están generosos a tope, fijo que me hacen caso. Seguro que, entre recorte y recorte, lo añaden a la cartera de servicios. SE-GU-RO.

viernes, 2 de agosto de 2013

Velocidad emocional

En las pelis romanticonas hay mogollón de cosas que no hay quien se las trague. La menos creíble, desde luego, es ese maquillaje y pelo perfecto que llevan las protas en todo momento: nada más levantarse de la cama, después de una persecución de horas, justo antes de salvarse de una bomba... Da igual lo que pase, a su chapa y pintura nunca les falta detalle. Y desde aquí os lo digo, señores directores del séptimo arte, eso... ¡¡TURURÚ!!

También hay algún que otro detallito en estas pelis que no termina de cuadrarme: los malentendidos tontos, las casualidades imposibles, los cambios de opinión repentinos... pero sobre todo la rapidez. Eso de que chico conoce a chica, se chocan en el supermercado y ¡zas! surge el amor todo el rato siempre. O chico conoce a chica, se llevan mal cinco minutos, discuten y enseguida, ¡zas! amor todo el rato siempre. O chico cree estar enamorado de una chica y de repente se da cuenta que no, que era de la otra y... sí, lo habéis adivinado, ¡zas! amor todo el rato siempre. Que no, que yo esa velocidad emocional no la termino de ver clara en el mundo real.

Que sí que es verdad que aquí cada uno lleva su ritmo y conozco a gente que decide a los cinco minutos que Zrutanito/a es el amor de su vida. Lo más habitual es que esa misma semana hayan pensado lo mismo de Menganito/a y de Fulanito/a y que mañana les preguntes que como se apellida cualquiera de ellos y no te lo sepan decir. Pero sí, es cierto, ellos están convencidos de que se han encontrado con el amor de su vida.

Yo no soy así ni por asomo. No es sólo que no tenga esa velocidad emocional, es que además me he dado cuenta de que tengo mogollón de paradas intermedias en el camino a mi corazón, como niveles de intensidad. Más o menos estos:

-Nivel "me parece guapo"
Pues eso, que el físico está bien, pero con los puntos de esta fase al candidato no le llega ni pa' pipas. Sólo con eso no me planteo ni siquiera besuqueos. Para llegar ahí, además, tiene que ser, por lo menos, mínimamente majo. Una penita de nivel, vaya.

-Nivel "me llama la atención"
Por lo que sea: porque hay chispa, porque me hace reír mogollón, porque me parece interesante... Va por el buen camino, pero le queda mucho. Es decir, que cuando le veo pienso que es un candidato aceptable y en cuanto le pierdo de vista no vuelvo a acordarme de él.

-Nivel "qué majete, ¿no?"
Suele ser el paso siguiente al nivel anterior cuando veo mucho al susodicho. No me pone nerviosa. No me peino con más esmero porque sé que mañana vamos a coincidir en algún sitio. No me voy a la cama por la noche y pienso en él. Pero cuando veo en la tele una serie de la que hemos hablado la semana pasada, me acuerdo de la conversación. Y si me animo, incluso le mando un correo comentando la jugada. Y le escribo un mensaje al movil cuando tiene un examen importante. Cosas de estas, ya me entendéis.

-Nivel "ayyyyyyy madre, que la voy a liar"
Pues eso, cuando hablo más con uno de estos majetes y resulta que es super super super majo. Y tengo mucho en común con él. Y me trata de lujo. Y cuando suena su canción favorita en la radio, me acuerdo. Y cuando alguien utiliza una expresión que suele decir él, me acuerdo. Y cuando le veo, siempre digo alguna tontería, porque estoy nerviosa. Y me pinto si sé que vamos a coincidir. Y le echo de menos si hace tiempo que no hablamos. Y si no me contesta al mensaje chorras que le he mandado, me escuece, tampoco como para cortarme las venas, pero me escuece. En resumen: puntos suficientes como para entrar en zona peligrosa

-Nivel "se masca la tragedia"
Qué os voy a contar que no sepáis de esta fase. Me levanto por la mañana y pienso en él. Me voy a dormir por la noche y pienso en él. Me escribe una tontada y me derrito. Me planta un beso de camino a algún sitio y me olvido de lo que iba a hacer allí. Visualizo mi futuro con un chico a mi lado y tiene su cara. Vamos, lo que les pasa a Sandra Bullock con Keanu Reeves a los 10 minutos de arrancar el autobús de Speed. Pero bueno, oye, que aquí cada uno lleva su ritmo. Y a pesar de mi nombre, en estos temas, este es el mío.