miércoles, 31 de julio de 2013

¿Me han pillado?

Qué le vamos a hacer. Algún día tenía que pasar. Me han pillado. Han descubierto mi identidad secreta de superheroína. O este blog. O las dos cosas.

Horror de los horrores.

¿Que como lo sé? Por esto.


 
Me lo ha regalado alguien de mi vida en 3D, así, como el que no quiere la cosa. ¡¡¡¡Uyyyyy, qué sospechoso!!!

Que lo de la libreta, vale que vale, podría ser que me conoce y que sabe lo mucho que me va esto de escribir donde, como y cuando sea. Y lo de las grandes ideas... pues bueno. Que a lo mejor grandes, grandes no son, pero el que haya pasado dos minutos conmigo sabe que cosas sí que me bullen por la cabeza, eso está claro. Lo que no lo está tanto es lo de los superpoderes. Porque a ver...¿eso a qué viene? Si no pega ni con cola... No es una casualidad en plan "¡ay! que no había cuadernos con otras frases en la portada". No, no, no, no. Que no cuela. Esto es una indirecta en toda regla. Tipo la de Gila cuando consiguió que Jack el Destripador confesara a base de insinuaciones. ¡Venirme a mi con estos truquillos! ¡A mi, que me paso el día descubriendo secretos y conspiraciones malignas! ¡Ayyyyy, piltrafilla, a la abuelica con pistolicas de agua!

Pues no. No voy a caer. Yo aguanto muy bien la presión y no pienso confesar. De hecho, mira, voy a rebotar la pregunta, como en los concursos de la tele y te reto a que des la cara tú, si tanto sabes. ¿Estás por ahí, leyendo en la sombra sobre mis superpoderes? Pues aparece en los comentarios, si te atreves.

Y ahora las palabras mágicas para conseguir que un español haga CUALQUIER cosa:

¡¡¡¿¿¿A QUE NO HAY HUEVOS!!!???

lunes, 29 de julio de 2013

De vuelta

De esto que estás tan tranquila combatiendo como puedes el calorón del verano que no iba a haber y de repente, cuando menos te lo esperas, te ves metida en una convención de speedysobris. Una de las grandes, de las de locura total. Y tu vida se llena de:

-¿Esta chancla es la del pie derecho o izquierdo?
-¡No quiero comer más verduras!
-¡Mira cómo buceo!
-¿A qué jugamos?
-¿Te levantas ya, tía? Son las siete de la mañana...
-¿Me abrochas los zapatos?
-Nooooooo, yo no quiero llevar la tabla a la playa, ¡quiero la colchoneta!
-¿A qué jugamos?
-Pienso un animal y vosotros lo tenéis que adivinar
-¡Mamá, J no me deja las piezas de las construcciones!
-¿Quién tiene el cubo verde?
-¿Habéis hecho pis? ¿Seguro?
-¿A qué jugamos?

Y todo el rato así. 15 días de vacaciones y no he podido ni terminarme un libro, con eso os lo digo todo. Y ahora vuelta a la cruda realidad. ¡¡¡¡¡¡¡NOOOOOOOOOOO!!!!

viernes, 19 de julio de 2013

Tsunamis regalísticos

La Speedyfamily es grande y numerosa. Esto tiene algunas cosas buenas, como la gestión de crisis y otras cuantas malísimas, como la avalancha de regalos. Y precisamente ahora que estoy metida en uno de estos inmensos aludes, es un buen momento para contaros lo que son.

"Sicilia, 1948..." Que nooooo , tranquilos, no voy a soltaros las historietas de Sofía, de Las Chicas de Oro. Sólo os diré que muchos de los miembros de la Speedyfamily tuvieron en su día la mala idea de nacer en fechas próximas entre sí en el calendario, lo que provoca que, en la actualidad, la celebración de cumpleaños y la consecuente compra de regalos, se amontonen en pocas semanas y se produzcan auténticos tsunamis regalísticos que acaban con la economía y la paciencia de cualquiera.

Uno de estos tsunamis se produce cada año cerca de Navidad y sus consecuencias arrolladoras se unen a los efectos de la fiebre compradora patrocinada por Papa Noel y los Reyes Magos. Como será, que cada vez que me acuerdo me entran ganas hasta de llorar, aunque no tantas como las que tengo cuando pienso la que se me viene encima los próximos días. Y es que la otra gran avalancha de regalos llega en verano y, contra lo que pudiera parecer, no es menos dolorosa que la de invierno. Tiemblo por mis huesitos.

Si os digo la verdad, ni sé el número de regalos de cumpleaños que tengo que comprar en total, porque prefiero no pensarlo detenidamente para no asustarme. Lo que sé es que son muchos. Muchísimos. En cada uno de ellos hay que aplicar a full el arte de regalar: recuerda qué le regalaste el año pasado para no repetir, piensa algo que le haga ilusión y que no tenga ya, sal a comprarlo, encuéntralo, que se ajuste a tu presupuesto... el horror elevado a la enésima potencia y multiplicado por un número de regalos que tiende a infinito. El HO-RROR.

Pero es que el sufrimiento no acaba allí, porque si son muchos a los que hay que regalar, todavía son más los que regalan y esto añade al tema competitividad y confusión. Hay que ponerse de acuerdo entre unos y otros para no comprar todos lo mismo al homenajeado y estar rápido para que nadie te quite la idea, le compre antes que tú el regalo que habías pensado y te toque pensar otra cosa. Y en estos asuntos no hay que fiarse de nadie, que luego te encuentras con muchos como Speedymum con cara de no haber roto un plato en su vida y que como te despistes, te birla la idea. Y parecía tonta cuando la cambiamos por el burro, ¿sabes?

Total, que por si no fuera suficiente lío este tsunami regalístico, la cosa se ha complicado más con las últimas tendencias asociativas que reinan en la familia. Es verdad que la idea de base no está mal: juntar dinero entre varios para comprar menos regalos cada uno, pero mejores. El problema es que para asociarse, hay que entenderse, lo cual no es el punto fuerte de la Speedyfamily. Entre que yo sigo siendo la única española sin Whats App y que la especialidad de la familia es el teléfono roto, las negociaciones trascurren tal que así:

-¿Entonces a L le compramos la tienda de campaña?
-No, ¿no? Era el kashisabi ese.
-¿El qué?
-No sé si se dice así, el teatrillo ese para contar cuentos.
-Dudo mucho que ese sea el nombre y en todo caso eso era para E.
-¡Qué va, si E. quería una cosa para hacer álbumes de fotos!
-Mira que me extraña, teniendo en cuenta que E es un bebé que tres meses que no sabe hablar, andar y mucho menos hacer manualidades.
-Ah, no, yo decía E. madre
-Pero, ¿te acabas de levantar de la siesta o qué? La madre de E. es C.
-Ya, ya, pero que yo no me refería a la madre de E, sino la madre de L., que es E.
-¿Lo qué? Bueno, da igual, el caso es que ella había pedido una toalla de playa.
-Estoooooooo, no, la toalla es para mí.
-Ahhhhhhhh

Y todo el rato así. Imaginaos mi sufrimiento. Por cierto, si alguien tiene ideas de regalos buenos, bonitos y baratos, se admiten sugerencias. Que buena falta me hacen.

miércoles, 17 de julio de 2013

En el alambre

No me creo nada. Pero nada de nada. A estas alturas no me fío ni del sistema métrico decimal. Y esto que tendría que ser una ventaja del paso de los años, la riqueza que te aporta la experiencia y que hace que, por fin, dejes de ser presa fácil de mentiras y engaños, tiene también su parte negativa. Porque hace falta confiar para vivir, pero las decepciones sucesivas van consumiendo las reservas de esperanza, hasta que un día te das cuenta de que ya no te queda.

Y es que la vida es una perraca y nunca te enseña todas sus cartas. Hace lo que Mayra en el Un, Dos, Tres, empieza a contar la historia y cuando la cosa se pone interesante suelta un "y hasta aquí puedo leer" y te toca decidir a ti. Sin pistas, sin ayuda, sin nada. Ni siquiera tiene la decencia de proponerte una ecuación mega complicada para que puedas despejar el valor de X. Aquí no se dan datos para resolver el problema. Hay que jugársela a todo o nada. Caminar en el alambre sin red.

Como no te queda otra, coges un puñadito de confianza del almacén aórtico, te arriesgas, te equivocas... y te pegas una buena leche. Y te levantas, claro, porque la vida va de eso, de caerte y volverte a levantar. Así que subes de nuevo al trapecio, inspiras, coges fuerzas, agarras otro pellizquito de esperanza, pones un pie en el alambre... ¡y al suelo otra vez! "No pasa nada - piensas- no hay dolor. Venga pa'arriba". Y así todo el rato.

En estas va pasando la función del circo de la vida hasta que un día te das cuenta de que estás preparada al lado del trapecio y que no lo quieres coger. Que ya estás muy harta de darte leches. Que ya vale. La posibilidad de que esta vez no acabes en el suelo ni pasa por tu mente porque no tienes ese puñadito de confianza que siempre cogías del almacén aórtico. Altura, alambre y riesgo tienes para dar y regalar, pero de esperanza no te queda ni mijita y piensas: "Va a volar Rita the Singer, porque lo que es yo..." Y eso no puede ser.

La vida es un salto de fe. ¿Que se te ha acabado la confianza? Pues te pasas por el Mercadona y compras un par de paquetes. Que igual hasta hay suerte y están de oferta...

lunes, 15 de julio de 2013

El reto de comentar

A primera vista puede parecer que esto de bloguear consiste en escribir. Y bueno, sí, esa es una parte importante de este vicio, está claro, pero no es la única, ni mucho menos. Hay la tira de tareas complementarias en este mundillo que parecen fáciles, pero que no lo son. Una de ellas es, sin duda, comentar. Y de eso va la entrada de hoy. De lo que muchos de nosotros NO hacemos. O de lo que hacemos menos de lo que deberíamos. Porque en la blogoesfera últimamente los comentarios se han convertido en artículos de auténtico lujo. A juzgar por lo poco que se ven por la blogocosa, su precio debe de andar por los 500 euros el kilo o por ahí, ¿no?

Y la verdad, no me extraña. Porque escribir tiene su dificultad, pero, por lo menos, el ritmo lo marcas tú. Se te puede ocurrir un tema en la ducha y escribir dos días después o tener una idea por la noche y darle forma con la tecla por la mañana o a la semana siguiente. Los plazos dan igual porque la entrada aparecerá cuando aparezca en la pantalla y el proceso de creación o la velocidad no afectan para nada a la lectura. Sin embargo, la cosa no va así en los comentarios.

Comentar es acción-reacción. Tú lees algo, normalmente con prisas, y debes hacer tu aportación en el momento y lo más rápido posible para seguir tu recorrido por la blogoesfera. Tienes que decir algo que demuestre que entiendes lo que has leído y que exprese tu opinión. Y ya que te pones, claro, también quieres que sea mínimamente inteligente, original y, si puede ser, gracioso. Los típicos rasgos que suelen estar reñidos con la velocidad, vaya.

Y el problema es que el tema no acaba allí, porque tu comentario no está solo, sino que se une a los pocos o muchos que ya han dejado otros lectores. Tú procuras no repetir lo que ya se ha dicho, claro, y gracias a la ley de Murphy, el 90% de las veces que se te ha ocurrido un comentario brillante y graciosísimo ya hay algún listo que lo ha hecho antes. Y eso si contar las ocasiones que rellenas el formulario a la vez que otro y cuando se publican tus palabras ya no son la primera intervención, sino que hay tres o cuatro antes y entonces la broma que querías hacer ya no tiene el sentido que tú pensabas o se forma un lío con lo que ha comentado otro antes.

Porque esa es otra dificultad del mundo del comentarismo blogueril: el enorme riesgo de malentendidos que acecha continuamente. Si en las entradas de los blogs la tira de veces que se escribe A, mucha gente entiende B, imagina en los comentarios, que son más breves y los temas se concretan menos. Y ahí estás tú, intentando dejar una aportación que no sea un testamento, pero que sea clara y que nadie pueda malinterpretarla como un ataque o una crítica, si tu intención ha sido ser irónica, o hacer una broma, por ejemplo. Que a veces se arman unos bullullus de flipar por haber utilizado una palabra mal escogida y eso es un horror.

Y que aunque no pase nada de esto, comentar es difícil, leche. Porque muchos blogueros se abren en canal y se dejan la mente o el alma en las teclas. Y tú lo lees y te sientes tan identificado que te quedas sin palabras. O piensas algo tan tan tan opuesto que no te daría tiempo a explicarlo ni en 2.000 comentarios. O te ha descolocado de tal manera que no sabes qué decir. Y claro, el formulario se comentarios ni lo abres. O lo abres y tras varios intentos lo cierras sin escribir nada, que también pasa, no os creáis.

Total, que comentar es un arte nada sencillo. Yo lo sé y cualquiera que haya blogueado un mínimo también. Por eso entiendo que haya pocos comentarios, un mal que afecta por igual (proporcionalmente, claro) a blogs megapopulares con la tira de seguidores y rincones interneteros de éxito bastante más discreto. Lo que pasa es que es una pena que el comentarismo blogueril sea una de esas buenas costumbres que se van perdiendo. Porque una entrada, por chula que sea, por estupendamente bien escrita que esté o por muchas risas que provoque, siempre mejora cuando quien la lee, quien la disfruta o quien la sufre, hace su aportación. SIEMPRE.

viernes, 12 de julio de 2013

Gestionar cabreos

La lista de mensajes sin leer acumulados en la bandeja de entrada de mi correo electrónico crece sin control alguno. Semejante atascón viene porque la mayoría de los emails que recibo no me interesan lo más mínimo: son publicidad de alguna página a la que tuve que suscribirme para consultar algún tema u ofertas de alguna web de viajes en el que reservé algún hotel hace como un millón de años o promociones de tiendas en las que soy habitual... cosas de estas.

Sin duda uno de los que más me peta el correo es un portal de empleo al que me apunté cuando buscaba mi primer trabajo, allá por el Pleistoceno superior. En toooooooooooodos estos años el portal éste no me ha mandado ni una sola oferta de curro que fuera real o que se ajustara mínimamente a mi perfil, pero eso sí, tontadas varias me envía a patadas, como para llenar un saco, oye. El caso es que, por motivos que desconozco, últimamente les ha dado por pensar que necesito algún tipo de guía espiritual o anímica y me hacen llegar unas marcianadas de flipar. La última ha sido una guía para gestionar el enfado.

Que oye... tal y como está la crisis, no te creas que me parece mala idea eso de dar recomendaciones para intentar calmar los ánimos al personal y así evitar que más de uno aparezca en alguna institución con una recortada y se líe a tiros. Lo que me parece fatal es que, para gestionar el enfado, aconsejen memeces como estas:

1. Presta atención a tu cuerpo. Nota las tensiones que estás creando en diferentes zonas, nota cómo respiras.
Si me pillan realmente cabreada, estoy yo como para prestar atención a nada...
2. Elige la parte del cuerpo que esté más tensa y nota cómo creas la tensión (contraigo las mandíbulas, o cierro el pecho, o creo un nudo en el estómago, etc)
¿Qué cierro el pecho? ¿Cómo se cierra el pecho?
3. Exagera ese esfuerzo (contrae más en las mandíbulas, o cierra más en el pecho, o haz más fuerte el nudo en el estomago, etc)
¿Qué intentáis? ¿Ponerme a hacer el payaso a ver si se me olvida el mosqueo? No creo que funcione...
4. Cuando la contracción o esfuerzo sea intenso, relaja esa parte del cuerpo. Hazlo de una vez, no lentamente, suelta de golpe todo el esfuerzo.
¿Lo qué?
5. Respira profundamente y asegúrate de que el cuerpo está relajado. ¿Tienes más energía? ¿Estás más despierto y concentrado?
Concentrada no sé... pero harta de que me hagáis marear la perdiz, un poco, la verdad...

6. Piensa ahora de nuevo en la situación que te ha hecho enfadar y decide –sin dejar de respirar- qué quieres hacer
Menos mal que me habéis recordado lo de respirar, si no, el cabreo me habría matado por asfixia.

Que no sé... igual es que estas recomendaciones para gestionar cabreos son demasiado zen para mí. Yo soy más de lo de aparecer con la recortada en alguna institución o de pegar leches de dos en dos hasta que me salga impar. Pero sólo al que se lo merezca, claro, que estoy en el bando de los buenos...

miércoles, 10 de julio de 2013

Listas veraniegas

Después de mi estreses fiesteros y de mis estreses en general, un supervillano de cuyo nombre no quiero acordarme me encerró en una burbuja hermética de apatía crónica que me ha tenido algún tiempo retirada de todo tipo de actividad. Atrapada en ese artilugio maligno, lo único que he podido hacer estos días es respirar, parpadear, dormir poco y a deshoras, dejarme caer en los brazos de Morfeo en los momentos y lugares menos adecuados y comer helado de chocolate como si no hubiera un mañana. Un completo, vaya.

Por suerte, he conseguido concentrar mi supervelocidad para generar enormes cantidades de energía cinética que se ha liberado en forma de explosión, han roto la burbuja y me han permitido escapar de la trampa en la que estaba.

Inciso
Como algún cerebrín de esos listos que todo lo saben me ponga en los comentarios la fórmula de la ley física por la que es imposible que la energía cinética se libere en forma de explosión, me cabreo y no respiro, ¿eh? Que a los blogs de memeces como este se viene con la mirada inocente de un niño y con altas dosis de aguante para licencias literarias. ¡Hombre ya!
Fin del inciso

Total, que he decidido ponerme las pilas. Porque ya es hora y porque me espera un verano movidito, lleno de listas interminables. Listas en las que, sí o sí, van a aparecer estos temas:

-Alemán
Porque, efectivamente amigos, como se veía venir, me han cascado un cate como un piano. La parte mala es que toca pasar por el sufrimiento germano otra vez en septiembre. Lo bueno es que sólo me ha quedado el examen oral, que es lo más difícil de aprobar con dos meses sin clases de por medio pero que como he decidido meter esto de oral en la columna de los positivos, algo tendré que inventarme, ¿no? Por ejemplo, que necesito un profe particular que me ayude a subir el nivel y que seguro que encuentro un Hans o un Hermann alto, guapo y de ojos azules con los que haga algo más que hablar alemán. Y lo que surja.

-Guerra a los kilos
Mi báscula tomó la mala decisión de no seguir mi consejo y sigue marcando más de lo que debería. Meeeeeeeeec, error. Pero bueno, oye, ella se lo ha buscado, no será que no se lo avisé. Voy a nadar como si lo fueran a prohibir. Y ya he retomado las series de millones de abdominales de antes de irme a dormir que hacía antes de que empezaran mis estreses varios y que me provocaban agujetas en músculos que no sabía que tenía. Y alguna cosilla más que tengo pensada y que ya irá saliendo por aquí, supongo. El caso es que la báscula lo lleva clarinete. No os digo más  que voy a tener que renovar mi vestuario de verano, pero porque me va a venir todo grande y no por lo contrario...

-Blogoesfera
Porque pa' chula yo y pa' guapo mi novio y ahora que parece que todo el mundo abandona el barco de la blogocosa y que esto se muere, yo voy a hacer contrario y a empezar una nueva aventura internetera. Aún no sé ni cuando, ni como, ni qué, ni nada de nada. Pero después del verano lo sabré. Me va a venir la inspiración tumbada en la playita, ya lo estoy viendo.

Hay muchas más cosas en mi lista tamaño folio, claro. Como las sesiones infinitas de Speedysobris in the beach, los millones de regalos de cumple que se me acumulan en estas fechas, el zafarrancho de limpieza en serio y arreglos varios que le hace falta a mi superguarida como el comer y cuestiones sin importancia como decidir qué leches voy a hacer con mi vida ahora que me toca empezar de cero otra vez.

Pero bueno, como diría Scarlett O'Hara, eso ya lo pensaré mañana.

lunes, 8 de julio de 2013

El juego continúa

Lo malo de estar atascada en el nivel 1 del Videojuego de la Vida no es estar permanentemente encerrada en esa pantalla, saltando las mismas trampas y matando los mismos monstruos. Ni tener que coger más estrellitas que nadie para conseguir los puntos que te pasan a la siguiente fase. Lo PEOR de estar atascada es que, como el resto no lo está, te quedas sola en la batalla. Y la cosa se pone aún más cuesta arriba, si cabe.

Porque, como tus compañeros de equipo juegan a un ritmo normal, han ido pasando todos a la siguiente pantalla y ahora están ocupados buscando la llave de la salida del laberinto verde o haciendo una escalera de cajas para salir del hoyo en que se han caído. Y bastante tienen con lo que tienen, la verdad, porque el nivel 2 es un tema, todo hay que decirlo. Lo que pasa es que en el 1 tampoco está la cosa para tirar cohetes.

Y es que los monstruos y las trampas siguen haciendo de las suyas en la primera pantalla, pero ahora no hay nadie para ayudar al que se ha quedado rezagado. Si te atrapa una burbuja voladora maligna nadie dispara para pincharla y que consigas volver al suelo y tampoco te puede empujar nadie para darte impulso y saltar el barranco que hay al final del recorrido. Ni siquiera puedes hablar con tus compañeros de equipo de los peligros de ese nivel para encontrar formas de superarlos. Ahora los demás están pensando en su propio laberinto, en sus propios monstruos, en sus propias trampas y las de la pantalla 1 les quedan muy lejos. Ahora te las tienes que apañar solo.

Y tú no paras de preguntarte qué es lo que haces mal para estar metido en semejante atascón. Echas la vista atrás y recuerdas que has saltado cuando los demás y disparado a la vez que los otros y corrido tanto como ellos, pero ahí sigues, en la pantalla 1, mientras el resto de la gente ha pasado de nivel. Por eso piensas que debe de haber algún fallo de programación, que algo funciona mal, que alguien se ha equivocado al diseñar la mecánica del recorrido.

Así que haces lo único que se puede hacer en momentos como ese: desenfundar rápidamente la pistola para matar al monstruo que te viene de frente ahora mismo. No hay más remedio. Mientras te queden vidas, el juego continúa...

viernes, 5 de julio de 2013

Blogueros desdoblados

(Gracias por la inspiración Gato)

Desde hace tiempo la blogoesfera está desinflada total y aún así por este mundillo se puede encontrar todavía casi de todo, porque cada bloguero, como cada persona, es un mundo. Los que se especializan en escribir sobre un tema, los que cuentan su día a día, los que se marcan chorizos interminables de entradas, los hiper-mega-super concretos, los que actualizan un día a la semana, los que dicen algo casi a diario... Hay de todo, como en botica. De todos ellos, los que más curiosidad me provocan son los blogueros que se desdoblan, los que empiezan un blog y en algún momento, por lo que sea, deciden abrir otro, con otra personalidad, con otra voz, con otro nick. Los que son dos blogueros a la vez.

Yo no creo que pudiera. Llevo algún tiempo dándole vueltas, porque me gustaría que más gente de mi vida en 3D conociera a la yo que escribe, pero no quiero presentarles a Speedygirl porque es una bocazas que ha contado cosas que sé que me darían corte cara a cara. Por eso había pensado empezar otra aventura internetera, una apta para todos los públicos (también los de 3D) y compaginarla con la labor de la prima lejana de Los Increíbles, a la que tengo mucho cariño y no quiero abandonar. El problema es que no hago más que encontrarme con obstáculos.

Ya para empezar, el nombre, porque los blogueros sois todos una panda de cabrones que habéis cogido ya las mejores ideas para llamar a vuestros dominios, y nombre guay que se me ocurre, nombre que está pillado. Acaparadores, que sois unos acaparadores.

En el improbable caso de que consiguiera encontrar un nombre chulo libre, tampoco veo muy claro como iría la cosa en esa nueva aventura, porque no creo que me pudiera desmarcar de Speedy lo suficiente. Quiero decir, que aquí soy muy yo y no creo que pudiera ser de otra manera, la verdad. Cuento más de lo que debería porque, la mayoría de las veces, las entradas me salen de la patata, para bien y para mal. De hecho, me cuesta encontrar temas para escribir que no surjan de un pensamiento, de un sentimiento, los cuales, como supongo que nos pasa un poco a la mayoría, no son siempre para todos los públicos. Aquí, donde ni os veo, ni me veis, se pueden contar, pero no lo haría a cara descubierta. Y así las cosas... ¿de qué iba a hablar en el otro blog? ¿Se me ocurrirían entradas? Es más... ¿Serían entradas la mitad de auténticas que estas? No lo sé...

Y eso suponiendo que en mi nuevo rincón internetero consiguiera controlar lo que escribo, cosa que dudo, la verdad. No ya que publique entradas que no debería, como me pasa aquí, sino que diga sin querer cosas que no he escrito. Me voy a explicar. En este blog (y en muchos de los que sigo) se comunica tanto o más con las palabras que se teclean, como por lo que no sale de los dedos pero se lee entre líneas. Y esto último está totalmente fuera de nuestro control (por lo menos del mío). Así que, si al final se me van a escapar cosas igual, ¿para qué me hace falta un sitio nuevo donde se me escapen?

Eso si... por si me pienso mejor lo de abrir otro blog, dejad de pillar todos los nombres chulos, cabrones, que sois unos cabrones.

miércoles, 3 de julio de 2013

Besos

Que sí, que sí, que la vida es muy dura y que no hacen más que pasar putadones y bla, bla, bla. Qué os voy a contar que no sepáis. Pero hoy mejor hablamos de cosas serias. Por ejemplo, un, dos, tres, responda otra vez, los besos.

Los de verdad, ¿eh? Los de las mariposas en el estómago. Los que te provocan un escalofrío (de los buenos) cuando los recibes. Los que, cuando te los dan bien dados, te hacen olvidarte de lo que estabas diciendo antes del impacto o de lo que ibas a hacer después. Los BESOS con mayúsculas, vaya.

No me cabe duda de que todos sabríamos reconocer un buen ósculo cuando nos lo plantan. De lo que no estoy tan segura es de que todos coincidiéramos en las características que debe reunir ese beso perfecto. Según una encuesta de este portal de ligoteo (que es casi mi coblogger de todas las entradas que me inspira), lo que nos gusta a las mujeres es que sean “sensuales y con el grado justo de humedad”, mientras que los hombres quieren que no “haya un exceso de lengua”. Que ahí viene cuando la matan, claro, distinguir cuando es mucho y cuando es poco, porque la teoría nos la sabemos todos, pero luego hay cada uno/a por ahí que la práctica no la tiene demasiado clara. O que para gustos los colores y para colores las flores, que también puede ser.

El caso es que, además de las cuestiones técnicas, hay muchos temas antes y después de los besos en los que tampoco nos ponemos de acuerdo. Por ejemplo:

-¿Quién debe llevar la iniciativa él o ella?
El primer beso nunca es fácil, porque no siempre está claro lo que hay: que si le intereso o hemos salido en plan amigos, que si igual me estoy imaginando todas las señales que creo recibir, que a ver si me caigo con todo el equipo... Algunos prefieren jugársela y acabar con la incertidumbre y otros pasarle la patata caliente al de enfrente y esperar acontecimientos. Las dos cosas tienen pros y contras, de eso no hay ninguna duda.

-¿Segundas oportunidades sí o no?
Para muchos, los besos son cruciales: si besa mal, en la cama no habrá química y si con los ósculos saltan chispas, imagínate lo que viene después. Ahora bien, cuando el primer beso no es de traca: ¿los siguientes pueden mejorar? ¿Hay que insistir para intentar compenetrarse o es la señal para salir corriendo en dirección contraria? ¿El buen besador nace o se hace?

-¿El momento y el lugar importan?

¿Un beso gana puntos para ser bueno si te lo dan en la playa, a la luz de las velas después de una velada romántica en plan película o son mejores los que te caen de improviso después de ganar un concurso de baile o salvar a alguien de la muerte o en medio de una discusión a gritos, también en plan película? ¿Molan más los primeros besos que se ven venir durante toda la noche (y para los que se acumulan las ganas minuto a minuto) o los que te pillan completamente por sorpresa y te dejan ko total?

-¿Nos dejamos de tanta teoría y nos aplicamos más a la práctica, cada uno con quien más le apetezca? Sí, ¿verdad? ;P

lunes, 1 de julio de 2013

En la PLAYA de la Felicidad Inconsciente (II)

Como parece que eso de que no va a haber verano al final va a ser una falsa alarma y como en la calle de la Felicidad Inconsciente los ánimos estaban un poco tocados, decidí hace unos días abrir mi portal mágico que me transporta a mi lugar ideal con sólo pensarlo y llevarme a todos mis nuevos vecinos a la playa. Porque oye, si hay que discutir, mejor se discute repanchingado en una tumbona y con un mojito en la mano, ¿no? Así que les dije a todos que cogieran toalla y bañador y aquí estamos, hace una semanita, tomando el sol.

Bueno... yo tengo que confesar que no me he enterado muy bien de como le está yendo a la panda, la verdad, porque estoy bastante centrada en mi buenorro particular, el que jugaba a voley la última vez que vinimos. Que no os lo había dicho porque no era nada serio, pero este invierno hemos estado hablando por correo electrónico y por Facebook y al verle ahora han saltado chispas otra vez... y ahí estamos, en negociaciones. Lo que me dejan mis compañeros de viaje, claro, porque cuando no son unos, son otros.

-Vecina 3.- Oye Speedy, ¿has visto a Rain? Que nos toca clase de surf con la Doctora en a las 12 y como lleguemos tarde nos pone a nadar 10 minutos... que le revienta que los alumnos seamos impuntuales.
-Speedy.- Pues ni idea, hace días que no coincido con ninguno de estos...
-Vecina 3.- Claro, claro, ¿en qué habrás estado tú ocupada, eh pillina? Y ya que sacas el tema de Buenorro, ¿qué taaaaaaallllll con élllll?
-Speedy.- Cuando tenga algo que comunicar, ya convocaré una rueda de prensa.
-Vecina 3.- Chica, de verdad, no se te puede preguntar nada, si total, a mi no me interesa nada ese tema. Bueno, sí, una cosa, ¿Buenorro tiene algún amigo guapo y rico para mi?
-Speedy.- Pero... ¿tú no estabas interesada en Tarambana?
-Vecina 3.- Eso ya es historia, que con eso de que ahora es el profesor de natación oficial de la playa, se junta mucho con la Doctora y sus lecciones de surf... y tres son multitud.
-Speedy.- Hay que ver lo que te gusta empezar rumores...

(Aparece Celia cargada a tope con sombrilla, palas, pamela, flotador y todos los complementos típicos de los buenos profesionales playeros. Detrás van Juan y Anónimo F, enfrascados en una acalorada discusión)

-Celia.- Desde luego, esta playa tiene las tumbonas fatal organizadas, le voy a dar dos clasecitas de protocolo al chico del chiringuito para que espabile.
-Juan.- Pues claro, eso te pasa por fiarte de los relojes digitales, que luego falla la alarma, te quedas dormido al sol y así estás de rojo, que pareces un cangrejo. ¡Donde esté un mecanismo de precisión de cuerda, que se quiten todas esa moderneces!
-Anonimo F.- A ver, es que lo necesitaba sumergible...
-Juan.- Pero, ¿para qué? No hace ninguna falta saber la hora debajo del agua.
-Celia.- De todas maneras, mejor que no tomes el sol mucho con la piel tan quemada... y así de paso vuelves pronto al apartamento, que tienes que hacer la comida.
-Anonimo F.-Oye, que ya me estoy cansando de encargarme yo siempre de cocinar... que una cosa es que viva en Italia y otra cosa que sea el único que puede preparar pasta. A ver si todos los demás sabéis hacer paella sólo porque sois españoles...
-Tomate.- Paella no, pero yo mañana os hago un gazpacho que tiembla el misterio.
-Speedy.-¡Hombre, la desaparecida! ¿Dónde te habías metido estos días, tía?
-Tomate.- Pues con Amigo Rico de Buenorro. Conociéndonos. Y conociendo sus tres mansiones de primera línea de playa...
-Speedy.- ¡Pero si después de la fiesta la que se fue con Amigo Rico de Buenorro fue Pimiento! Tú te fuiste con el otro rubio...
-Tomate.-Ya, pero a última hora nos los cambiamos.
-Speedy.- Oye, por favor, un poco de cuidado, no os portéis mal con los amigos de Buenorro, que son muy majos.
-Tomate.- Que no mujer, que esta vez no les dimos el cambiazo sin avisar, que estaban de acuerdo.
-Doctora.-¿¡Pero todavía estáis aquí!? Que os estamos esperando para la clase de surf. Desfilando hacia allí. ¡Vamos!