miércoles, 29 de agosto de 2012

Mi turno

Se acaba agosto y con él las vacaciones. Las ciudades, desiertas en verano, empiezan a llenarse de nuevo y vuelve a haber atascos, filas y enormes problemas para aparcar. También la blogoesfera comienza a despertar de su letargo. Aún se nota que preferís un baño en la piscina, o una caña en una terracita o que os arranquen las uñas, antes que encender el ordenador y asaros vivos con el calor que desprende. Pero, aún así, se ve algo más de movimiento por estos lares, seguramente generado por los que se sientan frente a la pantalla por obligaciones laborales y aprovechan, de paso, para navegar un rato por estos rinconcillos interneteros.

Ya he leído lo mal que lleváis el fin del verano y los fatalísimamente fatal que os ha sentado la vuelta al curro. Por eso me duele deciros esto, pero...

¡¡¡ME VOY DE VACACIONES!!!

No me peguéis. Sé que es duro oír una cosa así en vuestras circunstancias, pero la sinceridad es la base para toda relación estable y duradera. Sería peor que me dedicara a poner excusas del tipo "no, es que blogguer me borra las entradas que escribo", "no, es que me está fallando la conexión a Internet", "anda, mira, un burro volando" y cosas por el estilo. Ya veis que yo soy sincera, voy de frente y os digo desde el cariño, sin rencor y sin ánimo ninguno de levantar envidias ni suspicacias, que hasta más ver. Que me las piro. Y que ya me iba tocando...

Porque a ver...reconocedlo. Mientras vosotros os tostabais en la playa, os gratinabais en la montaña y os empapuzabais de cervezas y mojitos en ambos sitios, aquí ha habido unos cuantos pardillos que hemos defendido el frente blogueril en agosto. Éramos pocos, pero entregados a la causa y aquí hemos estado, navegando, comentando y manteniendo el ritmo de publicación como hemos podido. Así que por nuestra dedicación, nuestro arrojo y nuestro valor en la lucha, nos merecemos que nos licencien con honores. Y unos cuantos días libres, ya de paso.

Por todo ello, queridos lectores, me las piro again. Si os sirve de consuelo, os diré que no puedo disfrutar de todas mis vacaciones seguidas porque en mi curro no saben vivir sin mí y me obligan a volver cada semana a hacer una tarea que, por lo visto, no puede asumir nadie más. Pero vamos, que por muchos interruptus que se saquen de la manga, no van a poder amargarme la fiesta.

Pues eso, corazones, sed buenos. Y hasta más ver.

lunes, 27 de agosto de 2012

¿Más bodas?

Boda:

Según la RAE:

1.- Casamiento y fiesta con que se solemniza.
2.- Gozo, alegría, fiesta
 
Según Speedy:
 
1.- Putadón. (Sin segundas acepciones)
 
Me vais a perdonar, pero estoy un poco negativa con este tema en concreto. Y no os creáis, que yo soy romanticona como la que más y me alegro millones de que la gente encuentre a su media naranja y decidan pasar su vida juntos. Lo que mola menos es que todos lo que quieran invitarme a celebrarlo con ellos, lo hagan a la vez. Porque entonces comienza una vorágine de elección de vestidos, compras de regalos, organización de despedidas y aparición de gastos imprevistos que se denomina comúnmente la "época de las bodas" y que amenaza con hundir las finanzas más boyantes.
 
Mi propia "época de las bodas" está ahora en todo su esplendor. Empezó tarde, porque a la mayoría de mis amigos les costó decidirse a pasar por el altar, pero ahora lo han cogido con ganas y me tiene hasta el coco. Y cuando se casa gente a la que tienes cariño y te hace ilusión acompañarles... pues tira que te va. Pero cuando encima es por compromiso, te dan ganas de cortarte las venas, así, sin dramatismos.
 
Y es que, como en todo, en las bodas también hay escalas según el grado de fastidio que generan al invitado:
 
-Putadón nivel experto: bodas de familiares lejanos que viven en otra ciudad:

Ir a ver como se casa el típico primo quinto con el que no recuerdas haber hablado jamás y al que seguro que  no reconocerías si te lo cruzas un día por la calle te hace una ilusión loca, claro. Y encima tienes que hacer un viaje infinito que te deja para el arrastre, pagarte un hotel (además de regalo, peluquería, vestido y demás) y asistir a una fiesta llena de un montón de gente que no hará más que repetirte :"¿Pero no te acuerdas de mí? Nos vimos cuando eras pequeña". A verrrrrr, por favor, que estamos en el siglo XXI, utilicemos las enormes posibilidades que nos ofrecen las nuevas tecnologías: ¡bodas por teleconferencia! Ya si eso me compro yo en Speedytown el cava para brindar por lo novios.

-Putadón nivel medio: bodas de desconocidos que te invitan sólo como acompañante de tu novio/a.

O lo que es lo mismo, presenciar como unen para siempre sus vidas un tío que no conoces de nada y una tía que no has visto jamás, rodeados de sus familiares y amigos, que tampoco te suenan en absoluto. ¿Hay algo más bonito?  Pues eso. (Consejo Premium de supervivencia en estas reuniones sociales: acercarse y hacer piña con otros cónyuges y parejas que tampoco pintan nada en la boda. ¿Cómo reconocerlos? Los que tengan cara de estar allí puestos por el ayuntamiento)

-Putadón para principiantes: bodas de compañeros (que no amigos) del trabajo.

Esto puede ser un suplicio mayor o menor dependiendo del buen o mal ambiente que haya en el curro y de si ha ido a la boda el jefe. Si no ha ido, nunca faltará conversación, porque despellejarle a tope siempre es una opción. Y oye, quieras que no, por lo menos desestresa.

Así que, queridos lectores, ya sabéis todo lo que os aprecio, pero si vais a casaros y pensabais invitarme, por favor, no lo hagáis. Que yo os lo agradezco mogollón, ¿eh? Pero me conformo con que me lo contéis en una entrada. Uno de esos preciosos posts que tan bien sabéis hacer. Que seguro que lo petáis en los comentarios de todas las felicitaciones que os van a caer.

viernes, 24 de agosto de 2012

Si necesitas estos consejos... mal vamos

Al correo de mi curro llegan miles y miles de mensajes de las más variadas temáticas. A menudo me toca a mí abrirlos para borrar lo que no sirve para nada (es decir, la gran mayoría), pero de vez en cuando me encuentro alguna joyita que me da material para el blog. Y supe que tenía resuelta la entrada de hoy en cuanto lei el asunto de este email:

"Consejos para ligar en Internet"
Ayyyyyyy, madre...

A ver, que nadie se ofenda, que es verdad que a mí la Red no me termina de convencer como medio de ligoteo, pero reconozco que a la gente le funciona. De hecho, cada vez tengo más amigos felizmente emparejados gracias a Meetic. Y desde luego un elevadísimo porcentaje de las bodas a las que he asistido en los últimos años se han originado y desarrollado en Internet: blogs, facebook twitter, foros de grupos musicales... lo que sea. Así que hay pruebas suficientes de su eficiencia parejil y oye, yo, respetos al máximo.

El tema es que el correo del que trata esta entrada lo mandaba un portal para buscar pareja que se llama SingletonSearch.com, que a mí no me sonaba de nada, pero que afirma tener 50.000 usuarios. No sé, si ellos lo dicen... El caso es que ese montón de clientes se les deben de estar desmandando, porque se han visto en la obligación de recordar una serie de consejos básicos. Y algunos son como para ir a mear y no echar gota.

Mantén la educación en todo momento. Ampararse en el anonimato para insultar o molestar a otra persona es muy cobarde y, además, carece de sentido.
Estooooo, pues sí, si te metes en una página de ligar, los insultos no me parecen el método más efectivo, la verdad. Igual que pegar puñetazos en el estómago, arrancarle los ojos a alguien, vaciarle en el cuerpo toda la munición de un kalashnikov o poner una bomba que destroce su casa. Repite conmigo: bombas maaaaaaaa-las. Pero vamos, que si te lo tengo que explicar, algo falla en tu técnica de ligue, está claro.

Tus mentiras terminarán volviéndose en tu contra. Si quedas con la otra persona, no podrás sostener tu farsa durante mucho tiempo. Lo mismo pasa con las fotografías. Si te haces pasar por alguien que no eres tú, quizás la otra persona se lleve una decepción. Es mejor evitar malentendidos y momentos incómodos.
Bien, si he tenido que explicarte el punto anterior, este te va a costar.
Lección 1: ninguna misteriosa sustancia diluida en el aire te va a convertir de repente en Brad Pitt, si tu físico es el de un chico normalito. Y no, tampoco lo conseguirá la picadura de una araña radioactiva.

Lección 2: dado que no se producirá ningún milagro inesperado que mejore radicalmente tu aspecto, si tienes la más mínima o remota intención de conocer a los posibles ligues en persona, será mejor que pongas tu foto real desde el principio. Más que nada porque si la cambias de repente y ella no es ciega, lo va a notar. Y será peor aún si le das la sorpresa en vivo y en directo. Y es que, por raro que te parezca, hay gente a la que le molesta que le tomen el pelo.

(Eso de que para conseguir pareja estable y sexo en 3D y demás detallitos sin importancia hay que conocerse en persona lo sabes, ¿no? Bueno, visto el nivel, asegurémonos)

 Lección 3: si quieres algo más que sexo virtual, el momento de quedar físicamente va a llegar sí o sí: no te metas en jardines de los que luego no vas a saber salir.

• No ofrezcas ningún dato personal (correo, teléfono, etc) hasta que tengas un mínimo de confianza con la otra persona.

Pues sí, mejor si no le revelas el PIN de tus tarjetas de crédito, tu expediente médico y la combinación de tu caja fuerte a la tercera conversación. Y ya que estamos, definamos el concepto "un mínimo de confianza": saber el tipo de música que prefiere, su fin de semana ideal y su profesión no es el colmo de la comunicación efectiva. De hecho, puede que lo asiduos a estos sitios tengan textos previamente elaborados en los que expliquen estos datos y se dediquen a copiar y pegar. Para ahorrar esfuerzos y eso...
No vayas a saco. Esta no es una página pornográfica ni nada similar, por lo que te aseguramos que no conseguirás nada de esta forma.
Pero, pero, pero, pero... ¿qué burradas han puesto vuestros 50.000 usuarios para tener que hacer esta recomendación? Bueno, no, déjalo, mejor no me lo cuentes.

Había unos cuantos más, pero lo voy a dejar aquí. Que no es que me parezcan malos consejos... Lo que me preocupa es que haya gente que los necesite.

miércoles, 22 de agosto de 2012

De cañas con mis neuronas III

(Terraza Alta este del Cerebro de Speedy. Dos meses después de la incorporación de  NXX2 y NXX3 en el servicio activo. La Vida sigue igual. O peor)

-Tías, que mañana es miércoles y toca entrada en el blog. Quedan dos horas para el cierre, hay que generar como sea alguna chorrada para actualizar. ¡Poneos las pilas!

-¡Que sí! ¡Traaaaaaaaaanqui! Que en cuanto nos traigan la última ronda de mojitos que hemos pedido, nos ponemos a tope.

-Eso me dijistéis hace dos rondas...

-Ayyyyyyy, no seas agonías y tráeme uno de esos pai pais de propaganda que regalaban con el botellín de cerveza, que estoy asada...

-Oye, sí, es verdad, bajad dos grados el termostato, que esto es un horno.

-Ya lo he intentado, pero no se puede, me imagino que habrá petado con la ola de calor esa que tanto comentan las neuronas de la sección de actualidad.

-¡Desde luego! ¿Tú te crees que estas son condiciones para un centro de trabajo? ¡Así no hay quien genere pensamientos, ni ideas, ni reacciones, ni leches! ¡Hombre ya! Voy a denunciar a Speedy por explotación laboral.

-Ya bueno, y le explicas tú a la inspectora lo de los mojitos y tal, ¿no?

-¿Que había que hacer una entrada para el blog, dices? Pues no sé... Vamos a ver con qué están las de la sección de Ligoteo, que los posts de amoríos siempre funcionan
....

-Entonces dices que introduciendo todas las variables, aplicando un coeficiente de reducción del 0,8 y teniendo en cuenta un margen de error máximo de 50 y mínimo de 5, la posibilidad de que Speedy se vuelva a colar en la piscina de enfrente y reconduzca la situación con el Morenazo de los Abdominales Perfectos es de 0,5%.

-¿Un poco bajo me parece para iniciar ninguna acción, no?

-Mira, mejor hazme un gráfico, ajusta el margen de error y ya vemos por donde podemos tirar...
...

-Pufff, de aquí no vamos a poder sacar nada hoy, me temo.

-¡Jodo!, menuda panda de lumbreras están hechas las de esta sección. Ya podían empezar por aquí a aplicar el Expediente de Regulación de Empleo.

-¿Expediente? ¿Qué expediente?

-Pues mujer... la nueva promoción de neurogénesis llega dentro de nada, y aquí ya somos la tira. Blanco y en botella...

-No fastidies, que yo acabo de llegar, no tengo puntos por antigüedad...

-Bueno, no te preocupes, aquí la puntuación va por eficiencia, no por años trabajados.

-Peor me lo pones, que yo estoy en la sección del Blog... no es que seamos las neuronas más activas y brillantes del cerebro.

-No te quejes, que al menos no estás en la de Ligoteo, que esas sí que tienen un balance desastroso cada final de mes.

-Venga, pues vamos a hacer una entrada guay, que ya me has metido el miedo en el cuerpo sobre mi futuro laboral.

-Vale, la última ronda de mojitos y nos ponemos.

lunes, 20 de agosto de 2012

Qué sabrán ellos

Os voy a decir una cosa que no le digo a mucha gente: me duelen los pies. No ahora mismo, sino de forma habitual, casi cada día. Igual que todos conocemos a alguien que tiene migrañas, o personas a las que se les resiente la rodilla cuando va a llover porque tuvieron una lesión o los típicos a los que se les carga enseguida la espalda, mi punto débil son los pies. Me molestan a todas horas.

Me dan la lata cuando ando mucho o no tanto, pero por supeficies irregulares. Es lo primero que me falla cuando intento hacer algún deporte y me toca saltar o pisar más fuerte que de costumbre. Se me hinchan enseguida y se me abren en cuanto cambio de calzado. Si me pisan, veo las estrellas, porque la mayoría del tiempo tengo algún bullullu turbio organizado en esa zona.

Comprar zapatos es un auténtico suplicio. Todos, ABSOLUTAMENTE TODOS, me hacen daño. Me aprietan, o me rozan o me provocan ampollas en sitios inverosímiles. He llegado a tener sandalias que me han quemado las plantas de los pies. ¿Cómo? Buena pregunta, nunca llegué a entenderlo. Eran de un material normal, como muchas otras, pero daba dos pasos con ellas, de día o de noche, y la piel de debajo del pie se me ponía en carne viva. Porque sí.

Sé que el dolor de pies no va a matarme, pero la verdad es que es un coñazo total. Me acompaña en las noches de juerga, en las que salgo hasta las mil y desde el minuto uno ya quiero descalzarme. Viene conmigo en excursiones, pachanguillas deportivas y días playeros. No falta a interminables jornadas de curro de pie, ni a bodas, bautizos y comuniones donde los tacones imposibles son casi obligatorios. Probablemente, hagas lo que hagas conmigo, yo prestaré atención a lo que me cuentas, pero por dentro también estaré pensando si tengo tiritas para ponerme  luego en las rozaduras que se me están formando en ese mismo momento, mientras hablamos. Lo pensaré, pero no lo diré en voz alta. Porque yo no hablo de mi dolor de pies.

Por eso me molesta tanto cuando me vienen los típicos quejicas profesionales a abrasarme con sus padecimientos. A darme la chapa con todo lo que sufren con la alergia que les aparece en primavera, o lo mucho que les duele la espalda porque trabajan, como tantos otros, ocho horas sentados. Y a decirme la suerte que tengo porque a mí no me pasa.

Qué sabrán ellos...

domingo, 19 de agosto de 2012

Espejismos que desaparecen

Casi todas las cosas buenas de la vida (las buenas de verdad) son pecado o delito o, peor aún, engordan. Por eso buscamos sucedáneos para prescindir de eso que tanto nos gusta y vamos tirando como podemos. Cocacola Zero, café descafeinado, mayonesa light. Sacarina en lugar de azúcar, cerveza sin alcohol, cigarrillos eléctricos mentolados. Pescado blanco para no comer carne roja, fruta y no dulce de postre, comida sin sal. Sucedáneos cutres de grandes placeres.

Como no hay más remedio, nos conformamos con ellos y terminamos acostumbrándonos. Tanto, que a veces nos da la sensación de que incluso nos gustan. Los disfrutamos. Los echamos de menos cuando nos faltan. Vivimos con impresión de plenitud, de que tenemos lo que queremos. Si no nos movemos mucho para quedarnos dentro de nuestro espejismo particular, llegamos incluso a creérnoslo.

Pero un día, de repente, algo irrumpe en nuestra realidad paralela. El camarero se equivoca y nos sirve un buenísimo café bombón con mucha leche condensada o cogemos del frigo una birra de las de toda la vida o nos invitan a comer en una cosa donde aún se cocina con sal. Y entonces... todo se derrumba.

Porque las comparaciones son odiosas y frente a frente, una fruta no tiene nada que hacer contra un pastel. Esto es así. Teniendo los dos delante, contemplándolos a la vez, la mejor opción se muestra con una nitidez asombrosamente clara. Los sucedáneos cutres vuelven a ser eso, sólo sucedáneos.

Y el espejismo desaparece.

jueves, 16 de agosto de 2012

Meterse en un jardín... sin salir del agua

¡Por un día no pasa nada! piensa mientras salta la valla para colarse en la piscina del edificio de enfrente de su casa. Toda la tarde pateándose las calles a 40 grados a la sombra es mucho para cualquiera, pero no hay nada que no pueda arreglar un bañito nocturno. Así que se quita la ropa en un segundo y se tira de cabeza.

Flotando en el agua deja de notar por fin el horrible dolor de espalda y de pies que se le ha puesto tras todo el día de trabajo. Le encanta bañarse sola, le da la sensación de que es una millonaria relajándose en su inmensa mansión de Malibú, o Beverly Hills o alguna urbanización de ricachos. Y cuando está boca arriba, haciendo el muerto, relajadísima... aparece él.

Lo primero que piensa es que ese memo le va a estropear el baño solitario. Luego le mira bien, repara en sus anchas espaldas, marcadísimos abdominales y bronceado perfecto y ya no le importa tanto. Una pena que él no sea su vecino. Y que ella sea una intrusa caradura que se ha colado en su piscina. Si no hablaría con él. (¡Ja, no te lo crees ni tú! No te atreverías a hablarle ni de coña)

-Hola, ¿vives aquí? Es que no me suena haber coincidido contigo nunca en el ascensor.
-(Upssssss) ¿Conoces las caras de todos los vecinos? Qué buena memoria, ¿no?
-Pues no demasiado, pero de tí me acordaría.
-(Vaya, la primera vez que usan conmigo la típica frase de ligoteo y no puedo seguirle el rollo) Ya, bueno, no uso mucho el ascensor, es que vivo en el primero.
-Ah, ¿conoces a Javi?
-(Estoooooooo) No. Bueno, digo, sí, claro, de cara, de encontrarnos en el rellano, pero yo vivo enfrente.
-¿Lo han alquilado por fin?
-(Ufffff, ¡menos mal) Si, sí, a mí, llevo allí sólo 15 días. Acabo de mudarme, soy nueva en la ciudad.(¿Para qué te metes en este jardín? Mentir en eso no hacía ninguna falta)
-¡Anda!, ¿si? ¿De dónde eres?
-(Claro, una trola llama a otra trola) Deeeeeeee Capilandia (por ejemplo)
-¿Y has venido por trabajo?
-Sí, soy cocinera (¡¡¡Cocinera!!! ¿No podrías haber elegido una profesión de la que supieras algo? Para futuras preguntas, y eso. A ver, esos abdominales te están desconcentrando. La mejor defensa es un buen ataque, pregúntale tú cualquier cosa, algo natural en esta situación, de vecinos...) ¿Y en estas casas da el sol por la mañana en la parte norte, no? (Muy bien, sí, típico comentario de vecinos... de 80 años)
-¿El norte? No sé... por la mañana da en el salón. (Silencio. Cara de "a esta chica el premio a la mejor conversadora no se lo van a dar)".
-En fin....., yo me voy a ir subiendo (que una retirada a tiempo es una victoria)
-Pues ya nos veremos otro día por aquí.
-(Puessssss, si consigo hacerme un esquema con todas las bolas que te he metido para que no se me vea el plumero la próxima vez que te vea, puede) Claro, claro.
-Por cierto, soy Sergio.
-Yo Susan... Speedy. Soy Speedy.

martes, 14 de agosto de 2012

Mis otras yos

Ya os podéis imaginar que como buena superheroína estoy habituada a llevar una doble vida, a tener una identidad secreta, a decir que soy y me dedico a una cosa y que no sea del todo cierto. En general es un poco coñazo, porque hay que estar todo el día pendiente de que nadie se dé cuenta, de que no se te escape nada que pueda desenmascararte. Pero bueno, no os voy a engañar, también tienen su parte buena.

Porque a todo el mundo le apetece de vez en cuando ser otro, vivir unas circunstancias diferentes a las reales, poder hacer elecciones distintas a las que se le presentan en el día a día. Aunque estés contento con como eres y con lo que haces, a todos nos gustaría saber qué se siente siendo otros.

Mi doble identidad de contadora de cosas no me sirve mucho para esto, porque la elegí más bien por conveniencia. Era una profesión con tradición entre los superhéroes y siempre viene bien saber que hay compañeros de curro que tienen tanto que ocultar como tú. Bueno, y que nadie se extraña de que estés siempre en el lugar y en el momento en el que se forman los bullullus...

Total, que mi doble identidad no me sirve para inventarme otras yos. Porque si no fuera Speedygirl-superheroína, ni Speedy-contadora de cosas, sería una de ellas:

-Lucía, montadora de trailers de películas de cine.

Lucía sí que sabe como vivir la vida. Iba a ser actriz, pero cuando se pispó del panorama, de que nunca se sabe cuándo ni dónde vas a tener trabajo y de todo lo que hay que madrugar en los rodajes, pensó "ya me habéis visto" y escogió una profesión con lo bueno del horario de oficina y lo mejor del glamour de Hollywood. Ahora ve las pelis más molonas antes que nadie, se cuela en todas las fiestas y estrenos de cine y conoce a todos los actores. Con los que son guapos y majos queda a tomar cañas (y lo que surja) y los chismes de los que son idiotas los utiliza para fardar en la cola del supermercado, en la sala de espera del médico o donde haga falta. Bueno y qué os voy a contar de su estilismo... que a los estrenos también van los equipos técnicos de maquillaje, peluquería y vestuario de los supertaquillazos y ha hecho pandi con ellos, claro.

Celia, miembro de un grupo de opinión

Ya sé lo que estáis pensando: "¿Que te paguen por decir lo que opinas de las cosas? ¿¡Dónde hay que firmar!?" Pues a eso se dedica Celia. Se levanta por la mañana (tampoco muy temprano, que para opinar hay que tener la cabeza clara), se va a tomar un café con un grupo de gente y da su punto de vista sobre una nueva serie de televisión, o un producto que va a ser lanzado al mercado o una canción. Nunca la veréis muy enfadada porque si tiene un mal día dice que es una mieeeeeeeeeeerda lo que sea sobre lo que le han pedido su opinión en el trabajo, se desahoga y se queda más tranquila. Es espontánea y siempre dice lo que piensa porque total, si alguna vez se pasa de la raya, alega eso de que es deformación profesional y la gente se queda con tres palmos de narices. ¡Qué remedio!

Mar, jefa de protocolo de grandes eventos

En este puesto Mar debería hacer muchísimas labores, pero la verdad es que delega todo lo que no le gusta y se dedica a lo que le chifla, que es decidir donde se sienta cada comensal en las cenas de gala de la alta sociedad. ¿Que por qué? Porque de siempre ha sido una casamentera de aupa y le encanta saltarse las normas y colocar juntos a los solteros que le parece que más pegan, a ver si hay suerte y Cupido hace de las suyas.

Podría haber más yos por ahí sueltas, pero no voy a seguir dando pistas, no sea que un día decida cambiar de vida y me descubráis.

viernes, 10 de agosto de 2012

De risas con Friends

Estos días de 40 grados a la sombra en los que parece que soy la única pardilla de la Humanidad que ha tenido que quedarse a currar en Speedytown, sobrevivo como puedo pasando todo el tiempo posible entre la piscina y un sofá con aire acondicionado. Y ya que estoy, aprovecho esas intensas sesiones de sillonbowl para ponerme al día en series. (Y con ponerme al día quiero decir ver episodios el pleistoceno por primera vez en orden y descubrir que personajes que creía que habían muerto en la temporada 2, resulta que estaban de viaje. Esos detalles sin importancia para entender un argumento)

Total... que hablando de series me he acordado de la mejor serie ever del mundo mundial: Friends. Y como hace un calor que te torras y no tengo yo la cabeza como para currarme una entrada en condiciones, voy a recordar algunos de los grandes momentos de esta panda de amigos. Y así, por lo menos, nos echamos unas risas, que es viernes y nos viene bien para calentar motores de cara al fin de semana.

Y es que se sabe que una serie ha marcado época cuando sus expresiones pasan a formar parte del día a día. Ya no conozco a nadie que diga que va sin ropa interior, porque eso ahora se llama ir en plan comando. Y las palabras mágicas para ligar con una chica ya no son "¿estudias o trabajas?" sino "¿cómo va eso?" dicho con el tonillo seductor de Joey, claro.

En fin, que voy a dejaros aquí algunos momentos estelares de la serie. No pongo los vídeos de todos porque a los que sois fans fans (que más de uno habrá por ahí, me temo) no os hará falta para reconocer la escena concreta. Y a los demás... ¡ya estáis yendo a ver Friends, hombre, que es bueno para la salud! Así que... al lío.

1.-Ross (sobre su ruptura con Rachel): ¡Estábamos tomándonos un descanso!

2.-Joey: (A Ross) Por que Rachel salga con un chico no quiere decir que se vaya a casar... ¡no es tú !
   -Janis: ¿Y que pasara cuando Ross forme una familia, y se case?
   -Rachel:  ¡Pues que se divorciara!....¡Es Ross!

3.-(Joey se enamora de Rachel y lo quiere superar) Tengo que olvidarme de Rachel, así que he hecho una lista con todas las cosas que no me gustan de ella... Por ahora he apuntado que me obligó a pasarme a la mayonesa light. ¡Ya está, es todo lo que tengo en la lista! Sabe igual y encima he adelgazado.

4.-(Joey el glotón) No sabéis cuanto deseo este papel. Si no lo consigo... no volveré a comer macarrones con queso !NO! No he dicho nada

5.-(Los secretos de Monica, cuando aún no ha dicho que sale con Chandler)
      Rachel: ¿Eso es un chupetón?
      Monica: Oh,no. Me habré caído.
      Rachel: ¿Sobre los labios de alguien?

6.-(La ironía de Chandler)
     Monica¿Vais a comprar lotería? Porque ahora que Chandler no tiene trabajo nos vendrían muy    bien esos 300.000$
     Chandler: Cierto, porque si conservara mi antiguo empleo diríamos 300.000$, ¡no gracias!

7.- (La locura de Phoebe)

      MONICA: Phoebe, escucha. Si te preguntan hemos pasado el día juntas.
      PHOEBE: Qué?
      MONICA: Hemos ido de compras y a comer.
      PHOEBE: Oh, y yo que he comido?
      MONICA: Una ensalada.
      PHOEBE: Ahora entiendo porque tengo hambre.

8.- (Nadie lo dice como Janis) ¡Oh, Dios mío!

Venga, esos fans de Friends, que sé que estáis ahí, ¿algún otros momento estelar que queráis destacar? Dejadlo en los comentarios

miércoles, 8 de agosto de 2012

Rabia derretida

Tengo ganas de llorar. Un montón. Y el caso es que no ha pasado nada malo. Hay cosas que no me van todo lo bien que me gustaría, como a todos, supongo. Y en otras tengo suerte. Pero la cosa es que últimamente lo que me apetece, de lo que REALMENTE tengo ganas, es de llorar.

Me parece curioso porque no suele pasarme. Yo soy más de rabia. Habitualmente los putadones de la vida suelen enfadarme, más que entristecerme. Me cojo unos rebotes de flipar. Me cabreo conmigo misma por hacer o dejar de hacer lo que sea que ha dado pie al putadón. Me cabreo con los demás, con todos los que estén en medio, alrededor o en los orígenes del putadón. Me cabreo por el momento en que ha ocurrido, por el sitio en el que ha pasado, por la manera en la que ha tenido lugar.

Todo me enfada en progresión ascedente, cada vez más y más. Me meto en un círculo vicioso del que, como los niños cuando cogen esas rabietas interminables, no sé salir. Se me abre dentro, en alguna parte, un agujero negro que absorbe todo y lo convierte en rabia. Ira incandescente que se retroalimenta, se multiplica y genera llamas cada vez más altas.

Estoy así el tiempo necesario, lo que me hace falta. Luego el proceso suele invertirse solo, con el paso de los días. El sistema se autorregula y todo vuelve a su cauce. Normalmente. Hubo un tiempo, hace ya bastante, en el que el sistema falló. Los putadones se acumularon, sin descansos para organizar trabajos de extinción, y la rabia creció descontrolada. Se hizo espesa, contundente, se endureció  y se pegó a las paredes de mi cerebro. ¿Sabéis cuándo se forma tanto hielo en el congelador, que apenas te deja espacio para meter la comida? Pues un poco eso, pero con sentimientos.

Cuando empecé a intentar quitar el hielo, lo hice a golpes. Craso error. Como pasa con la nevera, esa solución exige enormes esfuerzos que logran resultados mínimos. Es mucho mejor desenchufar, que el hielo se convierta en agua y que escurra por sí sólo. Tarda más, pero es la única manera de que desaparezca totalmente.

Y  bueno, eso es lo que creo que está pasando ahora, que la rabia se me está derritiendo y me está saliendo por lo ojos. Por eso tengo tantas ganas de llorar. No es tristeza, es algo que me apetece, como irme a dormir cuando estoy cansada. El problema es que para mí el llanto es como las arenas movedizas, que no sé si me van a dejar salir una vez que me meta en ellas. Por eso lloro poco, para no acostumbrarme, para no alejarme de un asidero sólido en el que pueda agarrarme cuando quiera parar de llorar.

Y claro, me quedo con ganas de más.

lunes, 6 de agosto de 2012

Ahí estamos

Las fechas señaladas son los típicos momentos para hacer balance. En fin de año revisamos cómo nos ha ido en los últimos 12 meses. Los exámenes de final de curso evalúan qué hemos hecho durante su desarrollo y nos recuerdan que posiblemente deberíamos habérnoslo currado más.  El día anterior a la vuelta al trabajo tras las vacaciones nos acordamos de cómo hemos disfrutado esa (merecida y cortísima) época de libertad y lloramos a mares. Pues eso, balances.

En los cumples toca mirar atrás y ver como llevamos esa carrera de obstáculos que nos gusta llamar vida. Y no siempre estamos en el puesto que esperábamos tener a esas alturas de la competición. Con nuestras capacidades y el alto nivel de exigencia de los entrenamientos que hemos seguido, lo lógico es que la meta estuviera bastante más cerca. Pero el caso es que, a pesar de los mucho que llevamos recorrido, el final no está nada próximo. Ni siquera se ve a lo lejos.

El tema es que eso no es lo peor, porque al mirar arriba ves que el cielo se está poniendo negro negrísimo y tiene pinta de que te va a caer encima un chaparrón de padre y muy señor mío. Y claro, mojado hasta los huesos y con barro en el suelo, la carrera se va a complicar: vas a tropezar más, a ralentizar tu ritmo...y  en esas condiciones a saber cómo llegas a la meta. Y cuándo.

Pero bueno, llegados a ese punto, te dejas de tanto balance, porque total, la meteorología no depende de ti y contra la lluvia poco puedes hacer. Te tomas un descanso, preparas una enoooooooooooorme tarta de donuts y te juntas con los que quieres para brindar con ellos y celebrar que, a pesar de los pesares, sigues en la carrera. Y disfrutándola a tope, además.

Así que ya lo sabéis, estáis todos invitados a una caña virtual por mi cumple. Si os pasáis hoy por Speedytown, igual hasta os cae un donuts (siempre y cuando mi Speedysobri más peque os deje alguno. Tal y como es de golosa, no os puedo garantizar nada.)

Ale, que disfrutéis de este lunes. Yo pienso hacerlo.

viernes, 3 de agosto de 2012

Quiero uno de estos

Iba a escribir una entrada sobre películas clásicas (que llegará, porque de ese tema hay mucho que decir), pero me he puesto a buscar documentación, le he visto y no he podido evitar dedicarle este post. Os lo diré sin rodeos. Quiero uno de estos.


Por Navidad, por Reyes, por mi cumple, con un lazo, envuelto en papel de regalo, en una caja... como veáis. Pero regaladme uno de estos. Por favor.

Y a ver, vamos a evitar malentendidos. No quiero el actor real (porque he preferido no investigar demasiado, pero mucho me temo que me he iba a llevar algún que otro disgusto) sino a ese personaje taaaaaaaaaan guay que ha interpretado en tantas y tantas pelis. Al pobre Roger Thornhill que perseguían sin parar en Con la Muerte en los talones, o el mentiroso Brian Cruikshank de Charada. Ese mazomazo. Madre del amor hermoso.

¿Que por qué? ¡¡¡Puffffffffff!!! Para empezar porque es la elegancia personificada. Elegante al andar, al hablar, al reirse, al pelear, al recibir puñetazos, al perseguir, al escapar. ¿Puede alguien tirarse al suelo para esquivar una avioneta con tanta elegancia como él? Ya os lo digo yo: NO.

Pero desde luego, si hay una prueba del algodón de su elegancia es su faceta cómica. Con esa socarronería tan adorable. Muy pocas personas tienen la habilidad de hacer el payaso sin perder un ápice de dignidad, con esa pinta de "tranquilos, me recoloco la corbata y aquí no ha pasado nada". ¿Cómo se puede estar tan borracho, tan gracioso y tan elegante a la vez? Sólo siendo Roger Thornhill.

Y bueno... No voy a negar lo evidente. Está bueno que se rompe. No es el típico guapito de cara. Combina unos ragos armoniosos, con una mirada penetrante y un gesto sereno. Y encima con pinta de buena persona, que te dan ganas de llevártelo a casa a comer con tus padres y decirles: "Este es mi nuevo novio. Me deja notas románticas en la puerta de la nevera y el traje le queda de perlas. ¿A que es mono?"

Porque, aunque no seáis tan fans como yo, no me negaréis que no hay nadie que lleve los trajes como él. A su lado, George Clooney (del que también soy muy muy fan) es un aficionado. Le sientan estupendamente incluso mojados. Presentadme a alguien que luzca un traje tan bien dentro de una ducha, y luego hablamos.

jueves, 2 de agosto de 2012

Deje aquí su queja. Gracias

Quejarse no sirve de nada. Cierto.

Por mal que estés, siempre hay alguien peor que tú. Otra verdad.

Todo el mundo tiene problemas, cada uno los suyos. Sin duda

Toda situación es susceptible de empeorar. Desde luego (y desgraciadamente)

Si tu mal tiene remedio ¿por qué te quejas? Si no lo tiene ¿por qué te quejas? Pues... sí

Dicho lo cual...

¿¿¿¿¿¿¿Y????????

Quiero decir... que quejarse en una necesidad fisiológica primaria. Como dormir. A unos les hace más falta y a otros menos. Hay personas que están en plena forma tras 5 horas de sueño y otros que no rinden si no descansan 10, pero el caso es que nadie sobrevive sin planchar la oreja de vez en cuando. Pues yo estoy convencida que con las quejas pasa un poco lo mismo.

Porque la vida es requeteperra y se dedica a mandarnos leches sucesivas que potencian ampliamente nuestro gen quejica. Los putadones estimulan las glándulas "quejitarias", que se ponen a generar quejas a todo trapo. Los niveles "quejiles" en sangre suben meteóricamente y el cuerpo tiene que expulsarlos para mantener el equilibrio.

En esas condiciones es quejarse o morir, así que todos lo hacemos. Unos dan la brasa sin piedad y a todas horas a amigos, conocidos o desconocidos en un goteo continuo e interminable de quejas. Otros se las callan hasta que no pueden más, explotan y las sueltan como un torrente de lamentaciones, en forma de gritos y lágrimas. Algunos las confiesan sólo a los más cercanos y unos pocos prefieren escribirlas, para que el tema quede entre ellos y el papel. Pero el caso es que TODOS nos quejamos.

Por eso, porque es inevitable, porque es fruto de la propia naturaleza humana y porque es sano, yo reivindico el legítimo derecho a la queja. Regulada, controlada y racionada para evitar abusos, porque tu libertad empieza donde acaba la mía y no es cuestión de ir abrasando a la gente con lloriqueos permanentes. Pero un riconcito para la queja tiene que haber.

Así pues, dada la vocación de servicio público de estos lares y mi continuo trabajo por el bien de la Humanidad, declaro oficialmente inaugurado mi peculiar Rincón de Quejas, que en este blog va a ser esta entrada. Cada vez que tenga algún lamento, algún lloriqueo, alguna protesta, en vez de daros la chapa con entradas individuales y aburridas que os importan un pito, la voy a dejar aquí. No sé por qué, pero me da que esta entrada va a terminar siendo más larga que el Quijote.

Total, que como sé que vosotros también tenéis vuestras cosillas por ahí, voy a ser generosa y a conpartir mi Rincón de Quejas con vosotros. Todo el que tenga alguna protesta, que la deje en los comentarios (si es posible sin insultos, que este un sitio donde todo es amor y buen rollismo). Por ahora, empiezo yo.

Estoy hasta el coco de que tantas cosas sean una caca de la vaca Paca. Quiero que pase algo bueno.

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡YAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!!

¡Ahhhhhhhh! ¡Qué bien! ¡Qué relax! Probad vosotros. ;P

miércoles, 1 de agosto de 2012

La Cuesta del Averno

Justo enfrente de mi casa está...

La Cuesta del Averno.

Aunque llevo tiempo viviendo en mi piso, la verdad es que nunca había reparado demasiado en esa subida infernal, porque a pata y en invierno no parece tan horrible. Pero, ¡ay amigos!, ahora soy ciclista. Y además estos días en Speedytown hace un calorón que te torras. Lo que se convierte en una combinación letal para transformar mi camino de regreso del curro en un auténtico sufrimiento.

Sobre todo porque la ruta sobre dos ruedas de vuelta desde mi trabajo es una sucesión de peligros y adversidades. Son 40 minutos de pedaleo con una inclinación media de un 15% (bueno, no tengo ni idea de los porcentajes en ciclismo, pero que es todo cuesta arriba, vamos) en los que madres kamikazes intentan atropellarme invadiendo el carril bici con sus carritos de bebé, conductores asesinos abren las puertas de sus coches de improviso para hacerme saltar por encima de ellas y peatones suicidas se empeñan en ponerse permanentemente en mi trayectoria. El horror continuo.

Con firmeza y decisión, pedalada tras pedalada, supero cada peligro y me acerco a mi destino. Y cuando ya se ve de lejos mi casa, cuando estoy a puuuuuunto de llegar, cuando tengo las fuerzas justas para terminar el camino...

¡¡¡ZAS!!!

LA CUESTA

Que lo peor no es el dolor de piernas que te produce, ni el glamour que te quita al hacerte sudar la gota gorda y dejarte con unas pintas de pena encima de la bici. Lo peor es que, como te coja al final del día, cansada de toda la jornada laboral, terminas mandándolo todo al carajo, bajándote de la bicicleta y empujándola hasta casa. Y eso sí que no. Vale que la vida es sufrimiento y bla bla bla bla. Pero qué menos que mantener un mínimo de dignidad, ¿no?

Lo único bueno de la Cuesta del Averno es que, como lo que es igual para todos no es ventaja para ninguno, nadie se libra de su castigo. Ver subir a la gente por ella no tiene desperdicio. Hay madres tirando como pueden de sus carritos de bebé, corredores semiprofesionaless con pinta de estar a punto de ponerse a cuatro patas de puro cansancio y ciclistas de todo pelaje luchando contra la subida. Todos tienen en común que van con la lengua fuera y con cara de estar jurando en arameo. Como poco.

¿Conclusión? Cuestas no. Cuestas caca. ¡Hombre ya!