martes, 9 de agosto de 2011

Órdago a la grande

Soy una pésima jugadora de mus. En general, casi todos los juegos de cartas se me dan tirando a mal porque no me suelen llegar buenas manos (mi suerte está concentrada en que pronto conozca a George Clooney y vivamos felices para siempre, porque ya se sabe que desafortunada en el juego, afortunada en amores). Pero si noy soy precisamente un as en esto de los naipes, en el mus soy un auténtico desastre, porque en ese juego, como en el poker, más importante que tener buenas cartas es saber jugarlas para engañar al contrario. Vamos, saber tirarse faroles y que tus adversarios se los traguen, lo cual es todo un arte muy lejos de mi alcance.

Los buenos faroleros están hechos de otra pasta. Serenos, imperturbables, de una sangre fría que asusta. Ningún músculo de su cuerpo delata lo que piensan. Lleven una basura de cartas o la jugada máxima no cambian la cara, esa que te hace pensar: "Ya está, ya la he cagado, me va a machacar". Y claro, te achantas.

Y si hay buenos faroleros en las cartas, los hay todavía mejores en el día a día. Esos especímenes van por la vida pisando fuerte, absolutamente seguros de absolutamente todo. Jamás muestran ninguna duda, sepan o no de lo que están hablando. Nunca vacilan. Y consiguen convencer a los demás de que tienen razón. Siempre.

Lo más curioso es que la mayoría de las veces los faroleros son un bluf. No tienen ni idea de nada y llevan una jugada de pena, pero cuando te quieres dar cuenta ya te han vendido la moto. Eso explica que haya tantos jefazos absolutamente inútiles, supongo. Y tantas otras absurdeces que se ven por la vida.

En general lo faroleros me caen mal, porque me parecen timadores a pequeña escala, pero reconozco que algunas veces me dan envidia. Y es que soy consciente que en muchas pequeñas batallas de la vida un farol a tiempo es una victoria y quien sabe tirárselos, tiene mucho ganado. A veces me planteo si no me iría mejor si de vez en cuando me subiera a mis taconazos y soltara un sonoro "¡Órdago a la grande!". A ver quien es el listo que me lo ve.

11 comentarios:

  1. Ah, a mí también me dan envidia esa gente. Soy tonta y demuestro demasiado mis opiniones y mi expresión facial lo dice todo...

    Tía, me subo contigo XD

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  2. Uuuuyyyy, una superheroína que no sabe poner cara de impasible...

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  3. a mi tampoco me gustan la gente que vende humo... que se echan faroles y hacen afirmaciones rotundas como si tuviesen conocimiento de lo que están hablando... Yo me he encontrado también con varios jefes que no saben escribir la O con un canuto... con lo que demuestran que son especialistas en el arte de vender humo y que alguna de esta gente llega lejos...

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  4. Desgraciadamente ese tipo de gente llega lejos, y es lo peor, porque no saben y encima se la dan de entendidos, no puedo con ellos.

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  5. Lo único a lo que se jugar con cartas es a hacer castillos de naipes. Mus, guiñote, ... ni ide. De todas formas se me nota cuano miento así que se me daría fatal.

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  6. Misa, qué par de dos estamos hechas, ¿no?

    Pseudo, ya ves, qué panorama, eso explica muchas cosas XD

    Nikita, hay muchos, pero muchos muchos jefes así, por desgracia.

    Apple, yo tampoco puedo con ellos

    Papacangrejo, pues nunca se sabe, hay algunos faroleros de cartas que no saben mentir en la vida real. Igual te conviertes en un as del mus... XD

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  7. El truco está en poner cara de haber chupado un limón desde el principio, (o chuparle antes de empezar para tener una expresión más convincente) xD

    Eso si, no siempre funciona.

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  8. A mi siempre me entra la risa xD

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  9. Akede, cara de chupar un limón???? seguro???? XD

    Kurai, a mi tb me da la risa, qué poco faroleras, ¿no? ;P

    Speedy

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  10. Si lo malo es que cuando lo intentas, si no eres de esa pasta... Te queda fatal. Aunque sea verdad y no un farol. Aunque sólo sea que has intentado dejarte la modestia en casa, que para según que eventos es mejor no llevártela puesta...

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  11. Pues, como jugador de poker que soy, tengo que admitir que siempre me ponen mas nerviosos los que no paran de hablar que los que se quedan con la típica "cara de poker". Principalmente porque los últimos es una simple indiferencia, puede ser o no, pero es que los otros son como carteles luminosos que te indican una cosa aunque a veces sea otra.

    Independientemente de que muchas veces, los faroleros de la vida ganen, esta claro que si tienes buenas cartas, no hay farol que valga. Y en la vida, todos tenemos un as en la manga para cuando sea necesario.

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¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.