jueves, 31 de marzo de 2011

¡¡¡¡¡¡SOS GALÁCTICO!!!!!!

Houston, Houston, tenemos un problema. Bueno, en concreto lo TENGO yo. Mis amigos han decidido hacer una cena. Vale, genial, hasta ahí muy bien. Temática. Bueno, eso tampoco suena mal, son las más originales. De disfraces. Lo venía venir, siendo temática, pero bueno, dada mi conocida afición por las lerdeces varias, tampoco voy a fingir que ahora que no me gusta hacer el mongo disfrazándome, porque no se lo iba a creer nadie. De la Guerra de las Galaxias. Aquí el tema empieza a complicarse ligeramente. Los disfraces de esa saga cinematográfica no son los más fáciles de hacer precisamente. Pero el problema no es ese. El problema es el personaje que me ha tocado ser: ¿Creeis que soy la princesa Leia? ¿O Darth-Vader? ¿O incluso C3PO? ¡¡¡¡¡¡¡NOOOOOO!!!!!!!!! Soy un soldado clon! ¡¡¡¡¡¡UN SOLDADO CLON!!!!!! ¿¿¿¿¿¿¿Pero esto qué es??????? ¿¿¿¿¿¿A dónde vamos a llegar? Para empezar ese personaje es un Don Nadie, no pinta nada en la historia. ¿Alguien sabe qué hacen los soldados clones en la saga? Es más ¿alguien tiene completamente claro quiénes son de verdad los soldados clones? Porque yo en mi inmensa ignorancia guerra galaxiana he acudido a San Google para enterarme y en la Red hay una mezcla entre soldados imperiales y clones que ni os cuento... Y he aquí el problema principal: cuando por fin me entere bien de quién soy... ¿Cómo leches me hago el disfraz? Que tiene que ser artesanal... y no tengo ni repajolera idea de cómo me lo voy a montar. ¿Hay algún aficionado a Star Wars que me pueda ayudar? Venga, dejad salir a ese pequeño friki que lleváis dentro y que me eche un cable... porque me veo fatal del día de la cena. ¡¡¡¡¡¡¡Yo, un soldado clon!!!!!!! Estoy indignadísima. Impugnaría el sorteo de personajes diciendo que ha habido tongo si no fuera porque al encargado de la rifa, que es también el anfitrión de la cena, le ha tocado ser Chewbacca. Imposible. Nadie sería tan tonto de hacer tongo y quedarse con el personaje más difícil para disfrazarse. Ha tenido que ser un sorteo legal, fijo.

miércoles, 30 de marzo de 2011

¿Quien se conforma con nada lo tiene todo?

Dice Julia Roberts en Pretty Woman (en el video a partir del minuto 4, no he encontrado solo esta escena) que "ella quiere más" y Richard Gere le contesta: "Yo sé lo que es querer más, yo inventé ese concepto. La cuestión es: ¿cuánto más?"

Pues Richard habrá inventado ese concepto pero yo soy la presidenta del Club de los que Quieren Más. SIEMPRE quiero más. Más en mi trabajo, más en mis relaciones, más en mi vida. Nada del otro mundo, no os creáis. Sé que no seré millonaria a no ser que cambie los bares por los que salgo habitualmente por un club de campo de ricachos en el que pueda dar un braguetazo en condiciones. Más que probablemente nunca seré una contadora de cosas hiper mega famosa y admirada y puede que no pueda pasar todo mi tiempo viajando por el mundo y conociendo mi yo interior y verdadero. Todo eso me da igual.

Quiero cosas normales, del día día, pero que no tengo. Y que nunca terminan de llegar. Por eso a veces me frustro y me cabreo. Speedydad dice que soy mala encajadora, que a veces la vida hay que aceptarla como viene, que hay cosas que no pueden ser y ya está. Entiendo que no se puede tener todo, pero me niego a aceptar que hay que renunciar a lo que se quiere para ser feliz. Que hay que asumir que no te mereces o que nunca tendrás eso que quieres. Es una verdadera pena pensar eso y no quiero creerlo. En los días malos, cuando la pena aprieta, querría creerlo. Querría querer creerlo, pero no quiero. No puedo.

Dicen que quien se conforma con nada lo tiene todo.

¿Seguro?

martes, 29 de marzo de 2011

Paseando por la historia

Bueno, lo mío no es llegar tarde al Carnival Freak, es lo siguiente... pero es que esto no me lo podía perder. ¿Que con qué tres personajes históricos quedaría? Hay una que tengo claríiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiisimo

1.-Cleopatra

La reina de Egipto era una crak, ni más ni menos. Una tía que en un mundo de hombres consiguió el poder más absoluto y que hacía con los maromos lo que le salía de la punta del pie. Esta es la fundadora de la Escuela Puedo Conseguir el Chico que Quiera, así que me Quedo con el Más Rico y Poderoso. Luego ha habido alumnas aventajadas de esta maestra como Isabel Preysler o Carla Bruni, que donde ponen el ojo, ponen la bala, pero ninguna ha llegado al nivel de su mentora. ¿Que qué haría con ella? Pues irme de fiesta, está claro y que me diera unas profundas nociones de su depurada técnica, con su correspondiente clase práctica. Eso sí, como si tuviéramos 15 años, quedaríamos antes de salir en su palacio, para que me prestara alguna de sus pulseras enormes y sobre todo me enseñara a pintarme como ella. Con ese estilismo en los ojos y esa melena negra rectísima no se me iba a resistir ni uno, oye.

Decidirme por los otros me ha costado más... pero...

2.-Einstein

Yo quedaría para irme de cañas con este señor, pero no porque me dé un morbo sexual raro ni ninguna de esas burradas que ya estáis pensando todos. Y tampoco porque haya hecho grandes descubrimientos científicos que yo, como buena superheroína de letras, no valoro en su justa medida porque no los termino de entender (ni le pongo especial empeño, la verdad). Me iría con él de cañas porque en las fotos tiene cara de taaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaan despistado, pero tan, tan, tan, tan, tan despistado, que este señor tenía que ser un espectáculo en su vida diaria. Hombre, me imagino que si eres su madre o su novia igual acabas un poco hasta el gorro de sus idas de olla y de que casi queme la casa cada dos por tres porque se deja el gas abierto sin querer. Pero para una noche de fiesta tiene que ser unas risas. Me apuesto lo que sea a que era de esos que se iba a pedir a la barra y cuando volvía se ponía a hablar con un grupo que no conocía porque sus amigos se habían desplazado un poco a la derecha y él había confundido a unos con otros. Fijo que era de esos que a -10 grados de temperatura se olvidan el abrigo y de los que se les acerca una tía buena pidiéndole fuego con mirada seductora y le contestan que no tienen. Y que nadie se ofenda, ¿eh? que yo me iba a reír CON él, no DE él, que a mí estos despistados me hacen mucha gracia...

Y para mi tercera elección tengo varias ideas:

Con Leonardo Da Vinci quedaría para demostrarle todo lo que NO sabe hacer. Que sí, que sí, que escribiría muy bien y pintaría estupendamente y pensaría unos inventos maravillosos, pero... ¿sabía hacer el pino? Pues si no sabe, toda la tarde obligándole a hacer volteretas y piruetas de toda clase, para que aprenda. ¿Sabía hacer punto de cruz? Pues ahí le iba tener, con aguja e hilo, erre que erre. ¿Se podía tocar la nariz con la punta de la lengua? Pues si no era capaz, a practicar, que con práctica todo se consigue en esta vida. ¿No quería ser un Hombre del Renacimiento, de esos que saben hacer de todo? ¡Pues con todas las consecuencias!

A Napoleón le obligaría a jugar una pachanga de baloncesto con tipos enormes. Que ese tiene toda la pinta de ser muy machito con sus mapas, sus ejércitos y sus estrategias militares... pero habría que verle en pantalón corto, sólo ante el peligro de la canasta, con lo canijín que era...

A Goebbels, el jefe de propaganda de Hitler y considerado uno de los mejores publicistas de la historia, le sometería a una laaaaaaarga jornada de visionado de los anuncios actuales de la tele. Y a una buena ración de cuñas radiofónicas también, por supuesto. Antes de dos horas ya se había tirado por el balcón para acabar con el sufrimiento de aguantar toda esa basura hecha marketing.

Y bueno, mejor paro ya que, si no, no sé como va a acabar esto.

viernes, 25 de marzo de 2011

Trabajar bajo presión

No debería reconocer esto siendo una superheroína acostumbrada a vivir situaciones límite para salvar a la humanidad pero... soy un desastre trabajando bajo presión. Se me da mal, lo reconozco. Si sé que me están observando me bloqueo y puedo tener dos reacciones: o empiezo a hacer absurdeces sin ningún sentido o se me ralentiza el cerebro como cuando se te queda Windows medio colgado en el ordenador. En fin, una penica...

Esto me pasa en mi vida en general, pero mucho más en temas románticones/sentimentales/parejiles. En estos asuntos me vuelvo simplemente oligolérdica perdida, así que para salvaguardar mi imagen personal y la salud mental de los que me rodean, hago todos los esfuerzos posibles para mantener la discreción sobre quién es el objeto de mis afectos. Vamos que guardo el secreto con más ahínco que si fuera la fórmula de la Cocacola o la identidad del asesino de Kennedy. Cuando alguien de mi entorno sospecha algo y me pregunta por el sujeto en cuestión, saco mis mejores dotes de actriz:

-¿¿¿¿¿¿A mi??????????' ¿¿¿¿¿Gustarme Pepito????????? ¡Qué vaaaaaaa!!!!!!! Me cae muy bien, es muy majete, pero vamos, nada, más, eso, majete...

Otra cosa es que los que me conocen un poco se traguen esa bola, porque vamos, aún no me explico como mantengo mi identidad secreta de superheroína con este talento actoral que la vida me ha dado, pero en fin... eso es otro tema. El caso es que yo me dedico a disimular y a hacerme la loca para que mis devaneos amorosos no sean el tema de conversación y se den situaciones como las que últimamente no hacen más que ocurrirme.

Y es que últimamente medio mundo parece estar empeñado en buscarme novio. Si me dieran un euro por cada vez que he oído en los último tiempos eso de "Tengo un amigo perfecto para , te va a encantaaaaaaaarrrrrrr" ya sería vecina de Bill Gates en la urbanización de inmensas masiones en la que viva este tío. Así que recientemente he estado muchas veces en esas situaciones incomodísimas de conocer a alguien bajo la atenta mirada del resto del mundo. Una de ellas ha sido este fin de semana.

Os pongo en situación. Cena en casa de mi amiga. Asistentes: todos los amigos de mi amiga, de los cuales yo no conocía a nadie. Entre ellos está el Chico Que Seguro Que Te Va A Encantarrrrrrrrrrr (CSTVE). Yo llego media hora tarde porque me he perdido hora y media por las afueras de Speedytown sin móvil. Empezamos bien. Lo mejor cuando no se quiere ser el centro de atención.

-Hombreeeeeeee, por fin estás aquí. CSTVE ya estaba preocupadísimo. Mírale, qué guapo ha venido, ¿por qué seráaaaaa???? (Retintín elevado a la enésima potencia. Mis niveles de vergüenza en sangre suben exponencialmente)

Nos sentamos a cenar. Aquello parece el juego de las sillas para conseguir que CSTVE y yo tengamos sitios contiguos. Venga, muy bien, vosotros naturalidad ante todo...

CSTVE resulta ser un chico atento y amable. La mayor parte de la cena transcurre con relativa normalidad hasta que el alcohol empieza a hacer estragos a la hora de los juegos de mesa.

-Piiiiiiiiii, sentimientos que empiecen con A, Amor, como lo que se respira en esta mesa.

-¿Canciones en inglés???? No sé, no se me ocurre ninguna, a verrrrrr... ¡YA ESTÁ! ¡LOVE IS IN THE AIR!

-Son las cuatro de la mañana, los anfitriones dan cabezadas de sueño encima de la mesa y todos los asistentes a la cena nos vamos a casa, pero CSTVE y tú quedaros, que la noche es joven.

Ya os podéis imaginar que para entonces mis niveles de vergüenza habían sobrepasado todos los límites recomendables para la salud. Y lo peor de todo es que todo este sufrimiento ha sido inútil porque CSTVE ha resultado ser un chico amable, atento y muy majo... pero no "majete", no os confundáis. A ver ahora como se lo digo a la amiga que nos presentó, con lo ilusionada que estaba...

jueves, 24 de marzo de 2011

Se hace saber

Sigo viva. Sucesos varios me mantienen alejada del teclado. El fin de semana: cumple, cena, compras, super sesión de sobris, posible ligue, hora y media dando vueltas por los alrededores de Speedytown perdida al volante, cena (otra más), falsa alarma con respecto al posible ligue, barbacoa, sol, risas, un curso de cuentacuentos (esto se merece un post. Próximamente en sus pantallas de ordenador) y teatro. Y a partir del lunes trabajo, trabajo, trabajo, marrones laborales provocados e incrementados por la incompetencia de la estratosfera jefacial, trabajo y más trabajo. Pero sigo aquí. Y os leo en los poquísimos microratillos que voy sacando para mí. El finde me pongo al día con vuestros posts y me pongo a escribir los míos, que ya es hora. Mientras tanto cuidaos, ¿vale?

jueves, 17 de marzo de 2011

Así sois vosotros

Ya os he contado alguna vez que yo soy muy de darle vueltas a las cosas, así, en general. Pero sobre todo tengo la mala costumbre de buscar explicaciones para todo, algo que es el colmo de la absurdez porque soy consciente de una gran parte de la vida ocurre sin razón alguna. Lo más gordo de este asunto es que también me invento por qué los demás hacen lo que hacen sin tener unos mínimos datos orientativos. Para chula yo y para guapo mi novio. Despejo la X sin ecuación y sin igualar ninguna operación a resultado alguno. ¡Toma ya!


Y si esto lo hago en mi vida en 3D... ¡cómo lo voy a evitar en mis andanzas blogueriles, en las que además el Statcounter me da alguna pista que otra! Basándome en estas irrebatibles evidencias científicas, he sacado algunas conclusiones sobre como sois los que pasáis por aquí de vez en cuando. A saber:


-Estáis hechos unos rompecorazones expertos en temas amorosos. Toda entrada ligeramente relacionada con técnicas de ligoteo, amor o relaciones sentimentales registra un elevado número de comentarios en poco tiempo. ¿Habéis pensado en montar un consultorio sentimental? Más de uno tiene futuro en el tema, ya os lo digo.


-A juerguistas no hay quien os gane, porque los fines de semana no estáis para nadie. La entrada que se cuelgue por aquí más allá de las 10 de la mañana del viernes caerá en el olvido más absoluto hasta el martes. Ya os estoy viendo de cañas: "¿Blog? ¿Qué blog? Si yo no tengo Internet... ¿qué año es? ¿En qué país estamos? ¿Cómo me llamo?"


-Os gustan más las tontadas que comer con los dedos. Cualquier chorrada para la que se pida vuestra colaboración obtiene una respuesta entusiasta: ya sea contar chistes malos, hacer improvisaciones en diferido o cualquiera de las lerdeces que se me van ocurriendo. Qué bueno es saber que no soy la única tontuna-adicta.

-Os dividís en tres grupos: el de los lectores madrugadores, de los que ya te puedes encontrar comentarios a las ocho de la mañana. Los de cafetito y blog en vez de café y cigarro, que dejan su aportación a la hora de la siesta. Y el enoooooooooooorme equipo de los insomnes, que navegan a horas intempestivas. Sólo espero que recuperéis sueño en algún momento porque si no, no se cómo aguantáis el ritmo.

-Sois personas ocupadas. Se demuestra una y otra vez que lo bueno, si breve, dos veces bueno y que un texto corto tiene muchas más posibilidades de ser leído y comentado que uno largo. Y tenéis más razón que un santo, porque total, para qué voy a hacer un chorizo interminable de la última tontada que se me haya pasado por la cabeza.

-Vuestro deporte de cabecera es el metabloguerismo, es decir, hablar de los blogs y de sus entrañas, de cómo se contruyen y se desarrollan. La entradas de estos temas están siempre en el Top ten de las más comentadas. Y estoooooooo, errrrrrrrr, que este post vaya precisamente de esto no tiene nada que ver con nada de nada, ¿eh? Es pura casualidad. TO-TAL-MEN-TE.

¿Cuántas he acertado?

martes, 15 de marzo de 2011

¿De qué equipo sois?

Jardiel, que era un sabio divertidísimo aunque me temo que muy triste, soltaba a veces perlas como estas:

"En cuestiones de amor, la mujer y el hombre somos ferrocarriles de trayecto limitado y como la existencia es un viaje muy largo se ve uno obligado a cambiar muchas veces de tren. Por eso yo me he pasado la vida haciendo transbordos"

Esta cuestión, como casi todo en la vida, divide al respetable en dos bandos irreconciliables: o eres del Madrid o del BarÇa, o te declaras fan incondicional de La Esteban o la odias a muerte, o crees que el amor verdadero es para siempre (aunque se tarde mucho en encontrarlo) o piensas que no existe una pareja ideal y que el amor tarde o temprano se acaba.

Queridos lectores, me muero de curiosidad, ¿de qué equipos sois?

-De los que creen que somos monógamos en serie

-De los convencidos de que existe nuestra alma gemela, con la que podríamos pasar toda nuestra vida. Esto no implica que creáis que todo el mundo la llega a encontrar... sólo que existe.

Venga, valientes, sin medias tintas, ¡retrataos!

domingo, 13 de marzo de 2011

Mis tres poderes subestimados

Nos propone Worm que elijamos nuestros tres superpoderes subestimados favoritos, pero, la verdad, no es tarea fácil. Cuando tienes una capacidad extraordinaria no puedes evitar pensar qué harías con otras totalmente distintas. Yo que soy super veloz hay muchas veces que me gustaría volar, como Superman, o generar las telarañas que fabrica Spiderman en un plis. Tampoco me vendría mal de vez en cuando tener la fuerza de La Masa o disparar rayos por ojos... hay tantos superpoderes útiles...

Pero hay muchas otras capacidades que no salen en comics ni películas, pero que tampoco vendrían nada mal en la vida diaria. A mí, por ejemplo, me gustaría tener un rádar de datos útiles. Y me voy a explicar. Si hay algo que he aprendido como contadora de cosas es que la información ES poder. Casi cualquier cosa de la que te enteres puede servirte de algo en algún momento. Quién ha sido novio de quién, cuál de los dos lo dejó, qué puestos ha desempeñado antes tu competidor directo en el trabajo, qué amigos tiene, por qué enchufe entró la empresa el típico jefe inútil que todos hemos sufrido, qué sabe de ese estúpido que te cae tan mal y qué va diciendo por ahí... Casi todos los datos pueden ser útiles empleados en el momento justo. Ya lo decía Onassis, la clave de un buen negocio es saber algo que nadie más sabe... Pues eso, que igual él tenía el super-radar de datos útiles y nosotros pensábamos que era multimillonario sin más.

Otro poder subestimado es la capacidad de cambiar las cosas de tamaño. No me digáis, vendría bien en taaaaaaaaaaaantas situaciones. ¿Problemas de aparcamiento? Nunca mais. Reduzco el coche a tamaño llavero y me lo meto en el bolso. ¿Que quiero estar IM-PRE-SIO-NAN-TE con el nuevo modelito que me he comprado? Chas, piernas interminables y escotazo de infarto es un plis. Reconozcámoslo, una buena delantera es una estupenda carta de presentación. ¿Invitados inesperados a cenar? Ningún problema, agrando el pavo de medio kilo que había comprado, y crisis solucionada. Todo ventajas.

Y bueno, ya sólo me queda un super poder para elegir. Es difícil decidirse, pero si tengo que escoger... me gustaría ser capaz de inventar trolas al instante que colaran siempre. Porque sí, vale, yo soy una superheroína, entregada a salvar a la Humanidad y defender a los débiles y por eso os recomiendo que seáis buenos y vayáis con la verdad por delante. Pero quien haya vivido un poco sabrá que muchas veces la vida es una jungla y que en determinadas situaciones una mentira a tiempo es una victoria: para esquivar un marrón laboral innecesario, una bronca injusta, una situación incómoda

-¿A mi? ¿Tu novio tirarme lo tejos antes de estar contigo? Nooooooooooooo, mujer, no, es que.... estaba preparándose para entrar en la escuela de teatro, ya lo sabes, y una de las pruebas de acceso era una escena de Romeo y Julieta... y claro.. tenía que entrar en materia.

¿Qué pasa? Emplearía mi tercer poder subestimado... Hasta esa trola COLARÍA.

jueves, 10 de marzo de 2011

La vida, esa maestra del humor

Vengo a ejercer mi derecho constitucional a la pataleta. (Ah, ¿que todavía no lo recoge la Carta Magna? Pues debería, porque es una necesidad primaria, como comer y dormir). Hoy ha sido un día infernal, enmarcado en una semana de perros que sigue la tónica general de una racha regulera. Estoy hasta los mismísimos. Necesito pegar cuatro gritos y como esto es lo más parecido que tengo a una habitación insonorizada donde te puedes desgañitar sin molestar a nadie y sin que te pongan la camisa de fuerza, pues me voy a desahogar aquí. Así que os podéis saltar esta entrada sin ningún tipo de problema, porque este post aporta cero. Pero si no lo digo, reviento.

La vida no debería ser un laberinto al estilo de Humor Amarillo, que si no te golpea el puño gigante, te empujan los palos giratorios o se retira la plataforma del suelo para que caigas al agua. Hombre, estoy de acuerdo, alguna cosa tiene que pasar para darle emoción al tema: que si un supervillano por aquí, que si una buena emboscada por allá... eso es la sal de la vida. Pero francamente, cuando llevas taitantos años de la ceca a la Meca sorteando trampas y esquivando peligros... acabas hasta el pico de la boina. Que es lo que me pasa a mí hoy.

Sobre todo cuando a la vida le da por hacerse la graciosa, igual que en Humor Amarillo, y te pone delante de los ojos todo lo que siempre habías deseado, lo que te daba fuerzas para saltar lo pinchos asesinos y esquivar el puño gigante. Llevabas años sin llegar a ello y casi habías aceptado que nunca lo conseguirías y de pronto está allí mismo, en tus narices, casi lo puedes tocar. Y la vida te deja que lo mires y analices, para que compruebes que era tan bueno como habías soñado. Y cuando vas a alargar la mano para cogerlo...¡zas! el espejismo desaparece. Y ves claramente cómo la vida te hace una pedorreta, mientras la oyes reírse a carcajada limpia y decirte: ¡Mosqueooo!!!!!! ¡¡¡Qué inocente eres!!! Y entonces piensas que estas cosas no deberían pasar. Que no hace ninguna falta que veas claramente lo que te estás perdiendo y que seas muy consciente de lo que NO vas a tener. Que estas bromitas, la vida, que es tan graciosa, se las podía ahorrar.

Por eso hoy yo ejerzo mi derecho a la pataleta. Y os digo más, me cago en los lunes y me sobra mierda para los martes. Fijaos que estamos a jueves y como está el tema...

martes, 8 de marzo de 2011

¡¡¡¡¡¡¡¡PARTIDAZO!!!!!!!! (totalmente desinformado)

La verdad, hay una amplia variedad de temas de los estoy bastante pez y uno de ellos es, sin duda, el deporte, así, en general. Soy poco aficionada a practicarlo y muchísimo menos aficionada a seguirlo por televisión. La mayoría me abuuuuuuuuuuuuuurren soberanamente.

De fútbol, en concreto, no tengo ni repajolera idea. Y con esto no quiero decir que no sepa qué es un fuera de juego o quien es el pichichi de la liga, que por supuesto que no. Es que ni siquiera tengo un conocimiento mínimo para mantener una conversación intrascendente cualquier noche de cañas: la mayoría de las veces no me acuerdo de como se llama el entrenador del Barcelona, que para mí es El Trajeado, cada 10 minutos tienen que explicarme qué equipos participan en la Champion y cuáles en la Copa del Rey y ni de casualidad sé quiénes son los pobrecillos que están a punto de bajar a Segunda División. No os digo más, que en uno de estos partidos definitivísimos, final de finales, emocionante hasta el delirio, con Speedybrother pegado al televisor y comiéndose las uñas hasta los codos mi comentario fue: Qué césped más verde, ¿no? Ni os imagináis al cara de Speedybrother, claro.

Así que con estas trazas y con este profundo conocimiento deportivo fui el otro día a ver un encuentro de balonmano en el que jugaba un amigo. Era posiblemente uno de los partidos más importantes de su vida, así que llevé una pancarta grande como una plaza de toros, animé como si no fuera a haber un mañana y la pobre que se me sentó al lado aún estará en urgencias con el dolor de oído que le provoqué con mis gritos de aliento. Pero la verdad, enterarme, lo que se dice enterarme, no me enteré de qué iba a la fiesta en el partido. Porque si no sé nada de fútbol, imaginaos de balonmano.

Lo bueno es que iba con unos cuantos que estaban tan peces como yo. Así que poníamos cara de seguridad y confianza cuando nos miraba nuestro amigo desde el campo, pero menos mal que no nos podía escuchar, porque en la zona donde estábamos sentados sólo se oían comentarios como estos:

-¿Pero qué ha pitado el árbitro?
-Pues... gol o falta. A ver si cambian el resultado del marcador y salimos de dudas.

-¿Y el portero por qué va en pijama?

-Pero... ¿y ahora qué ha pitado?
-Pues no sé, será algo de la zona o de pisar la raya o alguna de esas tontadas.

-Estamos empate. Hay que meter como sea.
-Ayyyyyy, cuántas veces habrás dicho eso mismo un sábado por la noche...

-Pero, pero, pero, pero... ¿por qué tenemos un jugador menos en el campo? ¿Han expulsado a alguien dos minutos?
-Ah, ¿en el equipo son más de cinco? Pensaba que jugaban menos.

Y lindezas parecidas. Lo único que me quedó claro es que ganamos. En los últimos 15 segundos y por la mínima, pero GANAMOS. Yo no jugué ni un minuto, pero mi corazón latía mucho más rápido que cualquiera de los jugadores que llevaban todo el partido pateándose el campo. No sé si resistiré otro encuentro como este. Qué agote. Ya estoy mayor para tanto deporte.

miércoles, 2 de marzo de 2011

He perdido un billete

Hace algún tiempo que abandoné el Speedyhogar para buscarme mi propia superguarida. Cuando me fui lo hice bastante a lo loco, la verdad, porque si lo hubiera pensado con calma, no lo habría hecho nunca. De mis tiempos de defender a la Humanidad no tenía ningún dinero ahorrado, porque luchando contra el mal te diviertes mucho, pero ganas poco y como contadora de cosas estaba en paro cada cinco minutos, así que fijaos qué plan.... Pero tenía tantas ganas de volar sola, que hice un poco los cálculos a la cuenta de la vieja para convencerme a mí misma. Total, a partir de mayo me gastaré menos en comida porque estoy metida de lleno en la operación bikini, luego siempre te encuentras alguna moneda que se había colado por las rendijas del sofá, fijo que alguna vez me tocará el reintegro de la quiniela... dos por cuatro ocho, me llevo dos, si le sumamos cinco.... ¡Me las piro! Y me fui. Los primeros dos meses el tema no fue mal, pero después los perracos de la administración me hicieron el timo de la estampita, la crisis me regaló sesiones de paro más prolongadas que de costumbre... y las cosas se complicaron. Como soy una superheroína acostumbrada a situaciones límite no perdí los nervios y busqué soluciones. Primero diseñé una política de austeridad tamaño XXL para reducir mi gasto corriente y después apliqué unos recortes a mis transacciones de capital que ni Zp en los peores tiempos de la crisis. El problema es que para saber si mis medidas de choque estaban surtiendo efecto había que hacer cuentas y eso a mí se me da tirando a mal. Vamos, que yo me dedico a contar cosas con palabras, porque si tuviera que contar con números... íbamos listos. Y claro, luego los cálculos salían como salían. Al principio guardaba tooooooooooodos los justificantes de compras, de las tarjetas, del banco... Eso me servía para que no se me llevara el viento por el peso de tanto papel en el bolso, pero, desde luego, para clarificar mis gastos no, porque siempre me faltaba algún ticket o me aparecía uno que no tenía ni la más remota idea de dónde había salido. Un caos, vamos. Después decidí apuntar mis gastos según se iban produciendo. Compro unos zapatos: X euros. Pago el seguro del coche: tropecientos euros más... El plan era sencillo: pagar, sacar papel y boli, apuntar y seguir con mi vida. Como ya habréis supuesto a estas alturas del párrafo, esta táctica tampoco funcionó, porque a la hora de hacer las cuentas a final de mes, la columna de los gastos reales era mucho más larga que la de los gastos que yo recordaba haber tenido. De hecho, al lado de muchas catidades había un interrogante que venía a ser una manera abreviada de decir. ¿Y en qué narices me habré fundido yo estos X euros? Mi explicación para todos estos misterios sin resolver era pensar que había perdido un billete: o se me había caido en la calle, o me lo había olvidado en algún pantalón de verano... Yo pensaba que el billete estaba en algún sitio y me quedaba tranquila. De hecho, yo creo que sería un concepto muy útil que podría usarse para cuadrar balances y cuentas públicas. Que esta obra cuesta más de lo presupuestado... se me habrá perdido un billete. Que desaparece el dinero de los ciudadanos y aparece en la cuenta bancaria del político de turno... se les habrá caído un billete. Bueno, espera, ahora que lo pienso, a lo mejor no soy la primera que ha utilizado este concepto para cuadrar los balances...