viernes, 31 de diciembre de 2010

El año de los "uyyyyyyyyy, casiiiiii"

Cada año que termina intento hacer un balance, poner en un lado las cosas buenas. en otro las malas y ver cuál pesa más. Pero con 2010, sinceramente, no sé a qué carta quedarme. Porque en 2009, por ejemplo, pasó una cosa buenísima y dos extra mega super malísimas que literalmente hundieron el resultado final. Pero este año no ha sido así.
Este año han ocurrido algunas cosas malas, es verdad, pero ni de lejos tan extra mega super horrorosas como las de 2009. En la columna de los negativos hay menos elementos y mucho menos pesados que en otras ocasiones y, sin embargo, la sensación que me queda es que este 2010 no se merece un aprobado. Ni siquiera un cinco raspado. Vamos, que catea con revisión de examen y todo.
Y yo creo que el problema son los "casi". 2010 ha estado lleno de "uyyyyyyyyys", "por pocoooo", "casiiiiiiiiiii". Todo me ha costado un mundo, para cualquier cosa eran necesarios esfuerzos ímprobos que a menudo terminaban con un portazo en las narices. ¿Sabéis la sensación de estar el cinta estática, corriendo, dándolo todo, sudando a más no poder, pero sin llegar a ningún sitio? Ése ha sido mi 2010. Y el caso es que si no cruzas la línea de meta, no hay premio y no puedes sumar puntos en la columna de los positivos, que este año se ha quedado preocupantemente raquítica.
Lo bueno de todo esto es que claramente estoy metida en una progresión ascendente. Si 2009-El -Año-Del-Horror sacó de nota un 1 y el 2010 ha cateado con un 4, la estadística dice que 2011 se merecerá un notable. Y ya se sabe que las matemáticas nunca fallan, así que estoy deseando comerme las uvas y empezar a disfrutar del año nuevo, que me da muy buenas vibraciones.
Mientras tanto, amores, os deseo que entréis bien en 2011 y que os traiga todo lo mejor.

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡FELIZ AÑO!!!!!!!!!!!!!!

AH! Por cierto, ¿sabéis la columna de los positivos de 2010? ¿Esa tan raquítica? Pues tenía un par de pesos pesados. Uno de ellos es, sin duda, este blog y vosotros.

lunes, 27 de diciembre de 2010

El gen cocinero

Speedydad es muy buen cocinero. Bueno, ahora que no me oye (porque no sabe qué es un blog ni por asomo) diré que es un GRAN cocinero. De hecho, es uno de sus superpoderes que más me gusta, el de meterse en la cocina y hacer magia.

Él heredó esta habilidad de su madre, así que suponemos que el gen cocinero es transmisible. Hay muchas posibilidades de que este gordo de la lotería genética me toque a mí, más que nada para compensar, porque en el reparto hereditario yo tuve la dudosa fortuna de ganar la nariz de Speedydad. Ojo, no me entendáis mal, que Speedydad es el mejor padre del mundo y no hay quien le gane venciendo supervillanos y protegiendo a los débiles, pero es que esa nariz en combinación con el resto de sus rasgos faciales... como que no. De hecho, no le veréis en ninguno de los posters de propaganda que hacemos de vez en cuando los superhéroes para promocionarnos y muchos menos en los anuncios televisivos. Él es más de hacer grupo, de trabajar en la sombra... de los buenos buenos, vamos.

Total, a lo que iba, que posiblemente yo sea portadora el gen cocinero, pero aún no he manifestado ningún síntoma, más que nada porque no le he dado la oportunidad. Vamos, que yo la cocina la veo como la habitación que hay entre el pasillo y la terraza, con eso os lo digo todo. Y mira que me encantaría preparar las exquisiteces que hace Speedydad y siempre pienso “a la próxima le hago de pinche y así aprendo”... pero esa próxima vez, al final, nunca llega.

Y es que me da una perezaaaaaaa... No sé, veo el lío que se forma, cómo se ensucia todo, el montón de pasos intermedios que hay que hacer, lo pendiente que hay que estar de tiempos y detalles... y simplemente no me veo capaz. Sobre todo porque, para aprender cualquier cosa, al principio tienen que darte una referencias más o menos orientativas y en la cocina, más que en ningún sitio, la inexactitud es la gran protagonista.

Échale una pizca de esto”, “un chorrito de lo otro”, “sofríelos hasta que estén doraditos”, “retíralos cuando estén suficientemente pasados”. A ver, que soy nueva, un poco de ayuda: ¿cuánto es una pizca? ¿cómo sé que no se me ha ido la mano con el chorrito? ¿qué es eso de estar pasados? Decirme que haga “lo que yo vea” no me sirve de nada, que no tengo ni idea, hombre...

Así que nada, desde que volé del Speedyhogar en mi guarida hay siempre comida de guerra, compuesta fundamentalmente de pasta, verduras congeladas, carne a la plancha, purés fáciles y de preparar lo que sea "en ensalada". De hecho, creo que si me presentara a un concurso internacional a la persona que más ensaladas de cualquier tipo ha comido en su vida, creo que quedaría entre los primeros puestos. No sé si ganaría, pero subía al podium fijo.

Y el caso es que no sé por qué me da tanto reparo la cocina, porque con sus términos estoy totalmente familiarizada. De hecho, hay más de uno por ahí que me tiene frita, la crisis y todo los listos que la provocaron me calientan la cabeza como una olla express y le doy tantas vueltas a las cosas que salen de mi coco casi a punto de nieve. Bueno, claro, y ya os habréis dado cuenta de que soy tan salada que me convierto en el perejil de todas las salsas. XDDDDDDDDD

(Vale, por este final me podéis pegar, me lo merezco, pero no he podido resistir la tentación de acabar con esta tontada)

jueves, 23 de diciembre de 2010

¡14!

¡14! ¡14! ¡¡¡¡¡14!!!!! ¡CATORCE! ¡¡CA-TOR-CE!!


El doble que los Enanitos de Blancanieves, uno menos que la niña bonita. Dos más que las campanadas de fin de año. Esos son los regalos de Navidad que tengo que comprar. ¡14! Acabo de acabar el recuento definitivo y casi me da un soponcio.

La Speedyfamily siempre ha sido extensa, así que ésta es, tradicionalmente, una época de compras intensivas, pero lo de este año pasa de castaño oscuro. El caso es que antes, la segunda generación de superhéroes (vamos, mis hermanos y yo) uníamos fuerzas en la compra de regalos y así ahorrábamos dinero y tiempo. Como somos ciento y la madre, a cada uno le tocaba comprar dos o tres regalos y todo era más sencillo. Al final siempre se producía algún imprevisto y había que organizar una misión de emergencia a última hora. Pero bueno, desplegábamos nuestras fuerzas por el centro comercial más cercano y crisis solucionada. Nosotros estreses ninguno, que estamos acostumbrados a situaciones límite.

Con el tiempo, mis hermanos comenzaron a abandonar la resistencia y la División Compra-regalos fue sufriendo cada vez más bajas hasta que se ha quedado con un solo componente: yo. El problema es que la misión, lejos de simplificarse, se ha complicado, porque ahora hay que comprar regalos para los fichajes familiares que han desbaratado la División y para la tercera generación de superhéroes: mis sobris. Y la conclusión de todo es que este año estoy sola ante el peligro con 14 regalos. CATORCE! Que se dice pronto.

Así que nada, aquí estoy, ultimando mi plan de ataque. Y no me soltéis el rollo de que tenía que haber empezado antes, de que hay que ser más previsora, blablabla, que eso ya me lo dice mucho Speedymum y además tiene toda la razón. Pero jo, que proteger a la Humanidad, defender a los débiles y contar cosas lleva su tiempo, hombre. Y bueno, a lo mejor que últimamente me dedique a salir de juerga a todas horas y hacer mil planes puede ser que también haya tenido algo que ver, pero vamos, que de eso no estamos hablando. Ahora si alguien quiere ayudarme, que me ideas. Que falta me van a hacer.

(Post post. Acabo de acordarme de que no había contado con el regalo del amigo invisible que hago con mis amigos. ¡Tengo que comprar 15 regalos! ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡15!!!!!!!!!!!!!!!! Voy a morir.)

Edición posterior: Bueno, ejem, y después de la pataleta, que felices fiestas y eso.

martes, 21 de diciembre de 2010

Cate en ligoteo

Creía que ya me había pasado de todo en el difícil mundo de la pre-relaciones chico-chica, pero estaba equivocada. Lo que me pasó el otro día fue... fue... es que no sé ni que adjetivo ponerle. El-no-va-más, por llamarlo de alguna manera.

El caso es que debí reconocer las señales, porque la cosa ya empezó mal. Lo típico: “Tengo un amigo que te va a encantar Speedy, ¡¡¡¡¡¡¡¡¡pegáis millllllllllll!!!!!”

El 90% de las historias que comienzan así acaban en desastre, pero accedí porque mi amiga juró y perjuró que íbamos a salir en grupo, que la idea era ir a un sitio chulo que hacía tiempo que quería probar... y porque esa noche no tenía otra cosa mejor que hacer, para que os voy a engañar. Así que fui. MEEEEEC GRAN ERROR.

Los malos augurios se confirman. Llego y el grupo no tarda ni dos minutos en disgregarse y dejarme sola con el Interfecto (I). “Oh, oh”
I.¿Qué clase de música te gusta?
S. Pues un poco de todo, la verdad...

I Ya, pero ¿cuál?

S. Pues ya te digo que casi todo, menos la música máquina que no me va mucho.. desde Sabina, hasta Fito, pasando por Mecano, Rhianna, Shakira, Katy Perry...

I. Ya, ¿pero cuál es tu favorito?
S (Hablando leeeeeeenta y claramente, a ver si el problema es que no entiende bien español) Que no tengo un favorito, sino canciones que me gustan mucho.

I Díme una, que se la pido al pincha.

S. Pues alguna de este grupo que están poniendo ahora, que está muy bien.

I Ah (Tuerce el gesto para dejar muyyyyy claro su disgusto)  ¿Y qué clase de cine te gusta?

Por cómo está transcurriendo el interrogatorio y por la cara de juez supremo con la que evalúa cada una de mis respuestas, a estas alturas ya tengo claro que Interfecto me está sometiendo a un examen. Sábado por la noche y yo de examen. Lo que me faltaba para el duro.

S. Pues la verdad, también un poco de todo.

I ¿Pero qué director te gusta más?

S. No voy al cine por los directores, sino por los argumentos, las historias, los actores, las interpretaciones...

(Vuelve a torcer el gesto y veo claro que me acaba de bajar dos puntos en esta pregunta. Me da la sensación de que falta poco para que saque el boli rojo de las correcciones)

I ¿Cuál es tu película favorita?

S Hay unas cuantas que me gustan mucho, me es imposible decidirme por una. De hecho, creo que tener “un favorito” de todo es un poco infantil, ¿no? Sólo les pasa a los niños pequeños...

(¡ZAS, EN TODA LA BOCA! Veo que Interfecto se está reprimiendo las ganas de mandarme castigada al rincón, por contestona)

I ¿Qué libro te estás leyendo ahora?

S Pues El Niño del pijama de rayas, porque necesitaba alguno pequeñito que me pesara poco en el bolso para tener algo que leer en el bus...

I Te lo estás inventando... has dudado antes de contestar.

Sí, claaaaaaaaaaro, me has pillado, tengo taaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaantas ganas de estar con un tío taaaaaaan maravillosoooooooooo como tú, que busco respuestas para impresionarte. Y claro, como no hay nada que impresione más que El Niño con el pijama de rayas... Mira, vamos a acabar con esta tortura, bájame dos puntos más por mala caligrafía, así ya me suspendes y no tengo que verte el careto hasta la convocatoria de septiembre.
Pero vamos a ver, ¿nadie le ha dicho a este chico que para conocer a las personas se inventaron las CONVERSACIONES normales y distendidas? ¿Qué interrogatorios y exámenes son cero sexis? Estoy por mandarle a los padres de Interfecto su boletín de notas:

-Habilidades Sociales NM (Necesita Mejorar)

-Inteligencia Emocional NMM (Necesita Mejorar Mucho)

-Capacidad de ligue NMM!!!!! (Necesita Mejorar Muchísimo)

Repetid todos conmigo: Interfecto estás
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡SUS-PEN-SO!!!!!!!!!!!!

sábado, 18 de diciembre de 2010

Speedy Esponja

Ésa soy yo. Para bien y para mal. Se me pega todo. En cuanto paso cinco minutos con una persona adopto sin querer su acento, su entonación, sus expresiones. No lo puedo evitar, sobre todo si son palabrejas raras, coletillas o terminaciones extrañas. Me las quedo todas y hago un maxmix con mis propias cosas que hace realmente difícil determinar mi origen. Sobre todo cuando estoy metida en convenciones internacionales y pluriregionales que son relativamente frecuentes en mi vida en 3D. De hecho, no és raro oírme decir cosas como "Quillo, qué cansino estás, rapaz, a ver si me dejas un ratico tranquila. Do you understand me?" y otras perlas parecidas.

En la blogoesfera mi condición de esponja se intensifica porque este mundo está lleno de mentes pensantes que emplean su creatividad en acuñar términos llamativos e inesperados que son difíciles de olvidar. Vamos, compañeros, que os inventáis unos palabros de flipar. Algunos me hacen tanta gracia que se me escapan en mi vida en 3D y dejo ojipláticos a la mayoría de mis amigos, que no saben lo que es un blog ni por asomo.

Por eso los pobres se quedan alucinados cuando tengo algún despiste y suelto: "Hay que ver, hoy estoy oligolérdica perdida", afinado término psiquiátrico que aprendí en tierras de Bichejo. Cuando todavía se están recuperando de esa perla, vuelvo al ataque diciendo que tengo un mal día y que si alguien me da mucho la brasa le voy a espetar un "cállateKimberli" igual que el que me soltó a mi JuanRa en tierras de Zorro, pero que no se preocupen, que Transilmonio está conmigo para darme paciencia, que me lo ha dicho la Exorsister.

Lo realmente difícil es explicarles vuestras categorías. Porque sin leer a Gonzalo no se entiende muy bien por qué Sara es un poco niña piano, ni por qué Laura Pausini podría encajar en la etiqueta de mona del verbo conversación con pretensiones que le puso El Chico de la Consuelo. Tampoco terminan de coger lo que significa el "raca" de las chicas de Quédate a Dormir, por qué dice Efe que sus alumnos se dedican en clase a tocarse los aparejos o por qué JuanRa se llama a sí mismo guardián de su castillo.

Y ya ni os cuento con qué cara me miran, ahora que en vez de perder calcetines, los divorcio, como Adalias y que al final de las semanas moviditas de trabajo llego al estado kármico de la triple ojera que inventó la Perli. Yo les intento explicar que lo que pasa es que tengo la cabeza como una cueva de caracoles (algo que descubrí gracias al Ese y a la Doctora Anchoa), pero ellos ni caso, oye...

Yo es que no sé qué les pasa. Ni que dijera cosas raras. ¿A que vosotros me entendéis?

martes, 14 de diciembre de 2010

Melchor, Gaspar... va a saltar y se cayó

El otro día oí que un niño estaba contando esta típica gracia a su madre y el chaval se partía de risa, pero de verdad. Y me puse a pensar... ¿Cuándo perdemos el superpoder de reírnos de los chistes malos? ¿De que todo nos haga gracia? La mayoría de los niños lo tienen. Luego se nos va.

A mí me encantan las personas que conservan esta habilidad extraordinaria de reírse de cualquier cosa, de tomarse todo con humor, de combatir cualquier situación con una carcajada. Porque además reparten los efectos positivos entre los que pilla alrededor: para empezar te contagian la risa (a mí por lo menos, que soy una víctima fácil) y aportan nuevos enfoques. Todo se ve distinto después de una buena carcajada. Más claro no sé, pero diferente seguro.

Así que nada, estoy esperando a que algún gran genio consiga atrapar este poder en pastillas como las aspirinas. Se llamarían Risinol 600 o Carcajil 800 o alguno de esos maravillosos nombres que tienen los medicamentos. Así, si un día te levantas con el pie izquierdo o te asomas a la ventana y ves que hace niebla, te metes dos carcajiles p’al cuerpo y arreglado: ya estás preparado para lo que te echen.

En fin, mientras espero este milagro hecho pastilla, me busco mis truquillos. Ahora estoy en pleno entrenamiento irrisorio. Me empeño en reírme aunque no tenga ganas, para así aprender a controlarlo y poder reírme cuando más lo necesite. En esta ardua tarea mis deberes son los chistes malos. Cuanto peores, mejor. Si puedes reírte de un chiste realmente malo, tus carcajadas no tendrán límite. Por ahora mi tabla de entrenamientos la forman perlas como éstas:

-¿Qué es una bola verde en un rincón de la cocina?
Un guisante castigado.

-¿Por qué los elefantes no montan en bicicleta?
Porque no tienen dedo gordo para tocar el timbre.

-Un marido le dice todo chulito a su mujer: “Dime una noticia que sea buena y mala a la vez”.
Ella se queda pensando y suelta: “De todos tus amigos, eres el que la tiene más grande”

Se me acaba el repertorio, ¿me ayudáis a completar mi tabla de entrenamientos dejando vuestros chistes malos preferidos en los comentarios? Pero que sean malos malos, ¿eh?

sábado, 11 de diciembre de 2010

Citas rápidas

Hace un tiempo en Speedytown funcionaba un local de citas rápidas. Ya sabéis, encuentros chico-chica de cinco minutos de conversación con el fin de encontrar el amor verdadero (o no). Como lo cerraron muy rápido, a mis amigas y a mí no nos dio tiempo a ir a echarnos unas risas, que es lo que nosotras pretendíamos. La idea era presentarnos con un nombre falso y con una profesión tan tan tan original que nos asegurara dos objetivos:

-Garantizar tema de conversación para los cinco minutos.
-Descubrir rápidamente cosas del Conversador que nos hubiera tocado en suerte.

Así las cosas, ya os podréis imaginar que la elección de nombre y cargo no fue tarea fácil.

N. quería presentarse como Samantha, dobladora de pelis porno.
Esto garantizaba la atención del maromo, eso seguro. El quiz de la cuestión era que la conversación girara entorno a los trabajos de N. y así descubrir rápidamente cuántas y de qué tipo había visto Conversador:
-Ninguna: mala señal, o está disimulando o es un poco soso, en esta vida hay que ver un poco de todo.
-Demasiadas: peor todavía. Un profundo conocedor del tema o se dedica profesionalmente a ello o le ha destinado una parte demasiado grande de su tiempo libre. ¿Y jugar al fútbol? ¿Y salir de copas? ¿y leer? Que en esta vida hay que hacer un poco de todo, hooooombre.

I iba a decir que se llamaba Claudia y que era antidisturbios.
La gracia de esto era ver la capacidad de reacción que tenía Conversador ante la sorpresa, más que nada porque I es una rubia de cara angelical, poco más alta que una niña estándar de 12 años y que no pesa ni 50 kilos. De lo que se trataba era de ver si Conversador se lo tragaba y si no, qué tipo de preguntas hacía y de qué modo para pillar a I. en un renuncio. Intentar desenmascarar a alguien puede ser la manera más rápida de darse a conocer.

T. planeaba presentarse como Laura, detective privado.
Esto tenía un millón de posibilidades, porque así, sin especificar, la imaginación vuela. Si Conversador se creía que T era Lara Croft empleando artes marciales para recuperar el Santo Grial era un tipo de chico. Si se pensaba que T se dedicaba a recopilar datos sobre competencia industrial, el chaval era harina de otro costal, eso está claro. Lo divertido aquí era sacar información aportando los mínimos datos posibles y manteniendo la ambigüedad todo el tiempo que se pudiera.

Yo quería llamarme Luna y decir que era entrenadora de delfines.
Con esto poco podía averiguar, además de enterarme si a Conversador le gustan los animales y de qué tipo, pero la profesión mola, ¿eh? Ya que no puedo decir que soy superheroína...

Se oyen rumores de que van a abrir otro local de cita rápidas en Speedytown, así que nuestro malvado plan vuelve a ponerse en marcha. Por si hay nuevas incorporaciones a nuestra expedición, ¿se os ocurre alguna otra profesión chula que podamos utilizar?

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Buscando a Nemo

Estos días he estado de ACUEDUCTO, así, con mayúsculas. A mis cinco laaaaaaaaaaaaargos días de fiesta, uno detrás de otro, no los puedo llamar sólo puente porque sería quitarles importancia. Han sido un ACUEDUCTO con todas las de la ley.

Pues eso, que en estos días me ha dado tiempo a hacer de todo: descansar, desconectar, dormir, viajar (por suerte no en avión), escribir y cumplir una parte de la pila de planes que se me habían acumulado desde verano. Uno de ellos era la excursión a las profundidades marinas a la que llevaba invitándome AquaMan desde ni me acuerdo. Pero ya sabéis, lo típico: que si un día tienes que detener un meteorito que va a destruir la Tierra, que si otro debes vencer a un supervillano que pretende conquistar el Mundo... Por una cosa o por otra al final lo vas dejando.

Total, que el otro día ¡por fin! nos sumergimos y fue un viaje increíble. Como contároslo entero sería muy largo, sólo destaco las primicias primiciosas:



1.- Esto es un canario
Quién lo diría con ese tamaño, ¿eh? Es que las belugas (que son como delfines pero en blanco y en feo) son capaces de emitir sonidos muy diferentes y por eso se las conoce como los canarios del mar. Ésta en concreto se llama Cecilio, que sí que suena a nombre de pájaro, pero está claro que no pasaría por el hermano gemelo de Piolín, ¿verdad?

2.- Hay 368 especies de tiburones y sólo el blanco y unos cuántos macarras más comen algo que no sean peces.
Si es que el cine ha hecho mucho daño, ahora va a resultar que los pobres animalitos son unos santos. De todas formas, os digo una cosa: al que les puso los nombres se le ve el plumero. Me juego lo que queráis a que ha tenido algún desencuentro con el tiburón cornudo.

-Nooooo, hombreeee, le he puesto ese nombre porque tienes aletas así que parecen cuernos.
-Ya, pues a éste que tiene unas aletas parecidas le has puesto tiburón toro, que suena mucho mejor.
-Cosas de la inspiración...

3.-Las anguilas sí que saben los que es una fiesta.
Se montan un viaje molón al más puro estilo Fin de Carrera hasta un lugar paradisíaco en el que se dedican a frinkar como locas. Que si es para perpetuar la especie, que si la reproducción, que si esto, que si lo otro... A mí que me pongan las excusas que quieran, pero vistas en vivo y en directo las anguilas tienen una cara de que les va la marcha que ni os cuento.

4.- Nemo es mucho más pequeño que en la peli.
Va a ser verdad eso de que la cámara engorda...

5.-En 1910 un buque que transportaba 60.000 zapatillas se hundió vertiendo en el mar toda su carga.
Así que si veis alguna tortuga con calzado deportivo que no os extrañe demasiado: en las profundidades las zapatillas están de moda desde entonces.
Por cierto, el cangrejo de la Sirenita tiene razón, bajo el mar todo es precioso, pero siempre hay excepciones.


Pobre pez luna, qué feo es, el jodío. Seguro que siempre es el marginado del baile submarino de fin de curso, ¿eh?

sábado, 4 de diciembre de 2010

Uhmmmmmmmmm

Una mecedora de madera al lado de una ventana.
Los rayos de sol entrando a través de los cristales, dándome calorcito en la cara.
Una buena manta y unos calcetines gordos, de esos de rayas de colores imposibles.
Una enooooooooorme taza de chocolate caliente (con una jarra al lado, claro, por si me apetece más).
Sin reloj, sin móvil, sin nada urgente que hacer, sin prisassssssssss
Sin oir ni ver informativos de ninguna clase.
Y con un precioso paisaje nevado enfrente, blanquísimo, sin pisadas, perfecto.

Si existe el cielo, tiene que parecerse a esto.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Aprendiendo a hablar en político

Llevo unos días viendo las noticias y escuchando la radio atentamente y he tenido una revelación: a partir de ahora voy a hablar en político. Si, ya sabéis, ese idioma en el que articulas miles de palabras que ni juntas ni separadas quieren decir nada. Y es curioso porque las frases que se emplean en esa lengua son laaaaaaaaaaargas y lo términos grandilocuentes y a menudo esdrújulos, que siempre suenan como más cultos.

Por lo que he aprendido de los maestros de este sistema comunicativo, para parecer que lo dominas completamente tienes que hablar de generalidades sin bajar nunca a los datos concretos y soltar perogrulladas dignas del Libro Gordo de Petete, pero con tanta convicción que parezca que has descubierto una cura infalible contra el cáncer. El truco para dar esta sensación es hacer muchas inflexiones de la voz, acabar siempre arriba (es decir gritando) y dejar pausas suficientemente largas para que parezcan silencios dramáticos. Todo parece mucho más trascendental si tienes que esperar unos segundos para descubrirlo. Cualquiera que haya visto la gala de entrega de los Oscars lo sabe.

Como no soy una persona ambiciosa, voy a iniciarme en el idioma político poco a poco y empezaré sólo con las palabras básicas. Después de años de escuchar los informativos, me he dado cuenta de que el 90% de los discursos se basan en estas expresiones:

-Estamos trabajando en ello
-Buscaremos una solución consensuada
-Hay que adoptar estrategias sostenibles
-El futuro está en el campo de la innovación

Bueno, y ahora que lo pienso, también podría hacer el viejo truco de llamar a las cosas de siempre con nombres raros y así dar la sensación de que soy un genio en la materia. Decir coordinación interinstitucional en materias primordiales, en lugar de colaboración entre departamentos, aspirar a la excelencia en vez de mejorar día a día y llamar I+D+I a los ordenadores y demás aparatejos tecnológicos.

Así que me aplico ya y despido el post en político. Hasta la próxima entrada estaré trabajando para encontrar temas que sean fruto del consenso y que estén en la senda de las entrategias sostenibles para llegar al futuro de los blogs que, como no, es la innovación.

He dicho